En el mundo actual globalizado e interdependiente
las escaramuzas de todo tipo especialmente las violentas al interior de
los estados o entre éstos pueden resultar de un altísimo costo . Tanto para los
países involucrados, sus poblaciones y economías. Y muy especialmente
para su vitrina externa de ese estado estable como garante
suficiente y operativo para los que desean invertir en él.
La cohesión interna de una nación ya no solo
requisito de gobernabilidad para el gobierno de turno, es condición sine
que non para poder integrar todos los ágoras internacionales. Sean económicos,
políticos o de cualquier otro tipo. Ver y ser visto. En la actual dinámica es
parte del esquema.
Un país sano, que es colaborativo en su
interior en definitiva "funciona" mucho mejor que uno que se
desangra por las violencias subversivas de cualquier tipo.Por las
disidencias producto de las insatisfacciones sociales in crescendo que
finalmente impiden la autonomía y gobierno de ese país en un clima de estabilidad
y desarrollo para todos sostenido en el tiempo en forma creciente.
Una curiosa mezcla pareciera ser hoy la adecuada en
los países.Por lo menos aquellos que realmente aspiran a un progreso y
estabilidad aún en medio de una crisis financiera generalizada a nivel internacional.
De este modo sucede que países como Chile que muestran
significativos avances en materia económica a nivel macro y de acuerdo a
esos índices no indican del mismo modo índices tan halagadores en materia de
satisfacción económica individual en todos los segmentos sociales, como tampoco
una disminución sostenida aún más del desempleo,.Lo mismo la calidad de
los nuevos empleos contratados al parecer es precaria. Todo lo cual redundaría
en un número mayor de empleos creados, no así en la calidad de esas
contrataciones, la cual sería en muchísimos casos precaria.
Sin embargo crear una cultura de colaboración en un
país requiere tiempo y educación. Asuntos que no siempre van a la par con las
políticas meramente económicas. Tienen un foco diferente y su implementación es
diversa en tiempos y modos.
Países como Alemania, una nación que quedó
destruída por las dos guerras mundiales y que debió rearmar su economía desde
las ruinas ha logrado construír un sistema económico colaborativo con un
enfoque social de mercado. Uno donde esta es abierta al exterior, pero a la vez
cultiva en su interior autonomía en quienes producen. Libertad para emprender
es conciliado con una supervisión estatal delimitada pero operativa en
cuanto a ofrecer un esquema donde todos acorde a su especialización
laboral aportan a sistemas de previsión equilibrados.Es decir los derechos
básicos de los ciudadanos tales como educación, salud, vivienda están
garantizados por el propio trabajo y aporte de los interesados pero dentro de
un sistema en el cual el estado regula. No como un estado benefactor sino
a
través de la colaboración activa de los propios
sujetos productores y prestadores de servicios. Una mayor
especialización, mejores sueldos que permiten una mayor eficiencia y así
sucesivamente.
Hay exigencias objetivas para todos los implicados
en la economia sin embargo lejos de ser un freno todos acceden a los elementos
necesarios para trabajar y rendir acorde a las expectativas de
dicha economía. Y los beneficios que ella produce por ende son accesibles
y están garantizadas por el sistema que vela que dichas condiciones se cumplan
para todos los involucrados en el proceso productivo.
De este modo la economía alemana con una
política pública austera en medio de la crisis ha logrado imponer las
condiciones de esta política interna como una norma aspirable
internacionalmente al participar y ser un eje determinante dentro de la crisis
europea y su saneamiento. O al menos en el intento de ordenar el alto
endeudamiento de la mayoría de los países del bloque. . Merkel ha instalado un
nuevo concepto dentro de los manejos económicos. Uno que hoy demuestra no solo
que los países deben perfeccionar sus tecnologías y producir cualitativamente
más y mejor sino que además deben preparar e incorpòrar a toda su
población a dichas exigencias y por ende luego a sus beneficios. Unos reales,
no productos de meras retóricas o redistribuciones. Sino avaladas por una
producción real de bienes y servicios que la avalan.
Todo esto no es posible sino solo
mediante una política de colaboración al interior de este país. Uno que ha
logrado consolidar una economía de mercado pero con un énfasis dado que
uno de sus ejes es justamente ordenar todas sus herramientas internas
para obtener un desarrollo integral a todos sus ciudadanos. Uno
para el cual todos trabajan y cuentan con los elementos indispensables
para ello y a la vez logran recibir y ganar los beneficios de ese
trabajo en forma directamente proporcional a los esfuerzos, permanentes y sostenidos
en el tiempo.
Algo completamente diverso de lo observado en otras
naciones que hoy se debaten en verdaderas quiebras de sus estados en lo
económico . Altos índices de inflación,cesantía, deuda pública y más. Nada de
este descalabro se observa sin embargo en Alemania. Un país digno de observarse
. Muy en especial de los países que como el nuestro aspiran a superar el
sub desarrollo pero que sin embargo se debaten en un sostenido esfuerzo
enfocado hasta ahora sólo a lograr una economía de libre mercado. Bien
para una primera etapa, ya más que cumplida. Hoy la confrontación que
observamos en Chile podrá muy probablemente superarse si logran ahondar
más la implementación de ciertos aspectos de esta economia: unos que redundan
en preparar a su población para trabajar más y mejor, acceder a los beneficios
productos de la mejora laboral en forma eficiente y a una mayor participación
en la generación de esos empleos. Unos que reafirmen la apertura del país pero
a la vez creen tecnología, innovación y manufactura chilena de calidad.Todos
asuntos de lenta implementación,pero indispensable. De lo contrario
continuaremos observando una brecha creciente entre los mas ricos y los más
pobres, cada vez más pauperizados y que casi no acceden al sistema pues
no cuentan con lo indispensable para integrarse a él.
Esta colaboración al interior de una economía de
todos no solo en las exigencias y preparación sino también en sus rendimientos
y beneficios solo es dable en forma real en una economía SOCIAL de mercado. Donde
hay un estado autónomo y a la vez supervisor- sin ser monopólico- que
regula .Donde el libre emprendimiento no es antagónico a la función
macro supervisora de un estado. Son complementarios cada uno en su
órbita.
Parece aconsejable aprender de Alemania. Observar
las políticas que les han permitido avanzar y consolidar un estado sólido, una
economía sana y que beneficia a todos sus ciudadanos. Un fenómeno que ha sido
válido, conductor en su zona de influencia y en el mundo, ha sentado bases de
un nuevo funcionamiento y colaboración al interior de un país.
Las buenas experiencias bien pueden adaptarse
incluso por los países en vías de desarrollo como el nuestro. Y pasar
definitivamente como una de sus consecuencias actuales, la confrontación, a la colaboración
o cooperación de los ciudadanos, como causa y fuerza motora de su futuro
desarrollo, Uno más equitativo, justo y por ende más pacífico. Una verdadera
economía social de mercado y todos las exigencias, pero también beneficios que
puede aportar a quienes lo asumen. En definitiva un mejor y más buen país
para todos.