viernes, 15 de noviembre de 2013

Chile, un país pequeño


Pequeño no solo en el mundo, pequeño a veces en sus personas. Pequeño  en sus instituciones, en su regulación. Pequeño  en su mala política. Pequeño en su agradecimiento y el reconocimiento de los grandes ya consagrados y también aquellos que intentan abrirse una brecha como cualquier otro. Somos hombres y ciudadanos pequeños. profesionales y artistas pequeños.  Sea  porque no nos creemos suficientemente el propio cuento u otros dudan,  sino acaso desconfían. Incluso los de siempre  se burlan o hacen gala de su pequeño poder poniendo a otros su pata infame encima. Una que puede ser elegante y fina ,pero mata igual . O bien una grosera e implacable y arrastra a ese (os) otro(os). Mal. Somos un  país pequeño. También con una cultura pequeña.  Una que se pierde en qué es ella y cómo se construye.  Debiera partir por respetar y  promover a cada persona. Y eso de hecho no lo hace. También pequeño en las verdaderas aspiraciones. Pequeño en la generosidad del día a día, pequeño también cuando de reconocer a los otros y sus logros se trata.
Pequeño en fin en sus desmesuradas ansias de riquezas. Unas muy materiales. Poco en ideales, poco en esperanzas, poco y pequeño en exigencias verdaderas. Unas que apunten a  ser mejores personas, no solo más buenas ,también más pacientes, comprensivas y quien sabe también menos egoístas. No solo con lo que se tiene materialmente, también con nuestro tiempo y su entrega real a otros que  nadie tienen y no necesitan cosas. Todo lo contrario nos necesitan a cada uno, nuestro tiempo, cariño, compañía, acogida y tanto más. Por último nuestra aceptación lisa y llana.
Sí somos pequeños cuando de envidias se trata y muy pequeños para reconocer nuestros propios errores y también horrores. Así es . Doy  gracias a Dios porque esto me preocupa y me ocupa  para escribirlo y compartirlo. También porque hoy para mi fue patente. También providencial al constatar también la propia pequeñez traducida al parecer en exceso de franqueza. Una que a veces duele, pues toca justo aquello que otro no acepta. Soberbia grande tenemos en este país pequeño en todo aún.
Tal vez el día en que no nos preocupen tanto las grandezas o excelencias sino más bien las innumerables pequeñeces que nos afectan empezaremos realmente a crecer como personas, como país. Y con ello también  una verdadera cultura integral,  fundada en realidades verificables, alcanzables partiendo por la propia humildad, respeto y verdad. Tres pilares sin los cuales cualquier construcción personal, social o de estado es feble, sino vana. Y ,los resultados saltan a la vista y por todos lados. No se sostienen ni se sostendrán los  con o sin elecciones  en el corto plazo. Tal vez sea muy necesario no triunfar para  algunos y así podrán experimentar la profunda pequeñez de este país.  Tambien la s pequeñeces personales. Unas que  se manifiesta en indolencia, indiferencia, cero responsabilidad partiendo por lo cívico y las relaciones interpersonales a todo nivel. Incluso hasta en la forma de escribir, publicar o no ciertos contenidos, reclamar, pedir, pedir perdón , excusarse, amar y mucho más.
Somos pequeños y también he constatado que además vivimos en un Chile pequeño. Tal vez el mismo que aún no da el gran salto cualitativo.
Partiré por volver a enseñarles a mis hijos a ser valientes, decir lo que piensan con verdad y respeto. No solo con  conveniencia Esa astuta y hábil palabreja que hoy lo domina todo. Tanto que hoy la democracia tambalea, el país lo hará muy luego, las cuentas son puestas por muchos en duda y a Dios incluso le han quitado el lugar que le corresponde. El que se hizo tan pequeño en  un pan y se quedó con nosotros. Está claro: nosotros como personas , como país aún somos muy pequeños, partiendo por un corazón enjuto y seco. Da para mucho el  tema.
Solo que hoy lo he constatado. Lo he experimentado y también asimilado clarito.
Hay demasiados autores, poseedores de la verdad absoluta  y  muy pocos intérpretes y servidores. Faltan  más instrumentos y cables. Unos idóneos, artífices y  humildes, tanto como para no creerse autores ni dueños de nada en exclusiva y clave excluyente. Solo así Chile  comenzará ya a ser un  poco menos pequeño. Y, tendrá chilenos menos pequeños: de cabeza , de corazón. Unos con mirada amplia y elevada.  Una que también eleve a otros  hacia cotas mejores. Unas menos pequeñas y autorreferentes, dominantes y excluyentes.
Chile, un pequeño país.
Aún. 

sábado, 2 de noviembre de 2013

El Arte



El arte es el conjunto de reglas para hacer algo bien. Lo que sea al parecer tiene sus líneas directrices unas sin las cuales el esfuerzo se pierde, queda en el camino o no llega a buen puerto como debiera. 
Baltasar Gracián escribe "hoy todo ha logrado la perfección, pero ser una auténtica persona es la mayor. Más se precisa hoy para ser sabio que antiguamente para formar siete, y más se necesita para tratar con un solo hombre en estos tiempos que con todo un pueblo en el pasado." El qué hace que algunos talentos y sus vidas lleguen a desarrollarse plenamente y otras no es un tema. Mas allá de las circunstancias, el azar, las capacidades reales, las oportunidades. Más que los factores concurrentes o en el caso de un sujeto dado en un momento determinado sí parece fundamental la concurrencia simultánea y conjunta de una serie de aspectos los cuales unidos al cultivo persistente, el trabajo, la voluntad y el carácter involucrado harán la determinante diferencia del llegar a puerto o no de alguien. Hoy donde la sabiduría es un bien escaso y además tornado relativo, el juicio también menguo o inexistente y la fortaleza de un objeto de museo perdido por allá en la memoria tal vez de algunos mastodontes o milodones. Cuando no acusados hoy de alta sospecha por ser considerados fundamentalistas, cuando no paquidermos de una entelequia ya superada. Monolítica y por ende del todo inaceptable. No va ya con los aires e ínfulas reinantes de esta nueva civilización de lo efímero, cuando no rampante; de lo transitorio y tránsfuga, cuando no ambivalente y cambiante. Valores excelsos adorados en un alto podio de la sociedad globalizada e itinerante, veleidosa y epidérmica. Cuánto más, mejor. Curiosamente donde el hombrecillo quisiera ni pensar ni establecer como verdad posible su propia muerte y paso. Hoy él es un eterna pequeña deidad, endiosado en sí mismo y, que no acepta, que envejecerá y morirá. Tarde o temprano. Ha llegado a ser un eterno "joven", en permanente búsqueda, pero una, que no lo conduce a ninguna plenitud ni sabiduría humanas. Al revés, las más de las veces lo alejan de todo lo que podría conducirlo ahí. Un contrasentido evidente en muchos. Los cultivos y especialmente el del propio humano "no siempre es arte que merezca ser cultivado si se es sincero consigo mismo". Parece evidente, pero nadie nace hecho. Y al mismo tiempo hoy nadie nunca es "producto terminado"... Aunque a muchos a veces se les pase la mano en este tema. La vida, un trayecto de trabajo permanente hasta el mismo día de la defunción probablemente. Y, claro requiere claridad, honestidad, carácter, inteligencia, fortaleza, juicio, virtudes y más. El sujeto y sus potencialidades son una piedra en bruto. Requiere ser pulido si quiere ser labrada. Una que alcance su máximo esplendor posible. Así en una labor de cincel delicada constante solo irán asomando ángulos, colores, vetas de una piedra única, una diferente. Con calce, tono y tonalidades propios y específicos. Por lo mismo irreemplazable también dentro de un mosaico mayor. Uno que también tiene armonía y orden, obedece a un diseño original y único a la vez. Importa también la suerte, pero entendida como "el camino de la virtud y la prudencia, porque no hay más buena ni mala suerte que la prudencia o la imprudencia." Por superficial que parezca también importan los buenos y los malos modos. Los malos todo lo corrompen hasta la justicia y la razón y los buenos, al contrario -todo lo remedian-Así "doran el no, endulzan la verdad y hermosean la misma vejez". Y por último aplica a la existencia y su mejor florecimiento(plenitud) una máxima clara: "poco vale lo que poco cuesta...""Sentar plaza" parte por habitar y dominar la propia primero sin ser indispensable y de mayor mérito, ir a cantar a la pública, necesariamente. Más aún cuando las estrofas no son la consecuencia del enraizamiento previo(experiencia, ponderación, convicción) indispensable en el propio y arduo propio terreno. Calidad más que cantidad en todo orden y donde el buen sentido (o el menos común de ellos) ajuste en forma adecuada a la imaginación. Ahí caemos en la disparatada brecha existente hoy entre expectativas y realidades con las que cuenta el individuo. Una verdad palmaria impuesta al hombre o propuesta por sí mismo pero que puede producir un desquiciamiento y desajuste, también contemporáneos. Unos que tampoco lo conducen hacia una plenitud indispensable. Llevar al hombre de hoy a sus cabales exige arte y cultivo. La mayor sensibilidad, fina y diligente, ponderada y persistente. Una a la que solo él está llamado en definitiva. Es una que lo imprime como mejor hombre. Lo hace trascender. Superar incluso sus propias debilidades y convertirlas en fortalezas.