Pequeño no solo en el mundo, pequeño a veces en sus
personas. Pequeño en sus instituciones,
en su regulación. Pequeño en su mala
política. Pequeño en su agradecimiento y el reconocimiento de los grandes ya
consagrados y también aquellos que intentan abrirse una brecha como cualquier
otro. Somos hombres y ciudadanos pequeños. profesionales y artistas pequeños. Sea
porque no nos creemos suficientemente el propio cuento u otros dudan, sino acaso desconfían. Incluso los de
siempre se burlan o hacen gala de su
pequeño poder poniendo a otros su pata infame encima. Una que puede ser
elegante y fina ,pero mata igual . O bien una grosera e implacable y arrastra a
ese (os) otro(os). Mal. Somos un país
pequeño. También con una cultura pequeña. Una que se pierde en qué es ella y cómo se construye. Debiera partir por respetar y promover a cada persona. Y eso de hecho no lo
hace. También pequeño en las verdaderas aspiraciones. Pequeño en la generosidad
del día a día, pequeño también cuando de reconocer a los otros y sus logros se
trata.
Pequeño en fin en sus desmesuradas ansias de riquezas. Unas
muy materiales. Poco en ideales, poco en esperanzas, poco y pequeño en
exigencias verdaderas. Unas que apunten a
ser mejores personas, no solo más buenas ,también más pacientes, comprensivas
y quien sabe también menos egoístas. No solo con lo que se tiene materialmente,
también con nuestro tiempo y su entrega real a otros que nadie tienen y no necesitan cosas. Todo lo
contrario nos necesitan a cada uno, nuestro tiempo, cariño, compañía, acogida y
tanto más. Por último nuestra aceptación lisa y llana.
Sí somos pequeños cuando de envidias se trata y muy pequeños
para reconocer nuestros propios errores y también horrores. Así es . Doy gracias a Dios porque esto me preocupa y me ocupa para escribirlo y compartirlo. También porque
hoy para mi fue patente. También providencial al constatar también la propia
pequeñez traducida al parecer en exceso de franqueza. Una que a veces duele,
pues toca justo aquello que otro no acepta. Soberbia grande tenemos en este
país pequeño en todo aún.
Tal vez el día en que no nos preocupen tanto las grandezas o
excelencias sino más bien las innumerables pequeñeces que nos afectan
empezaremos realmente a crecer como personas, como país. Y con ello también una verdadera cultura integral, fundada en realidades verificables,
alcanzables partiendo por la propia humildad, respeto y verdad. Tres pilares
sin los cuales cualquier construcción personal, social o de estado es feble, sino
vana. Y ,los resultados saltan a la vista y por todos lados. No se sostienen ni
se sostendrán los con o sin
elecciones en el corto plazo. Tal vez
sea muy necesario no triunfar para
algunos y así podrán experimentar la profunda pequeñez de este país. Tambien la s pequeñeces personales. Unas que se manifiesta en indolencia, indiferencia,
cero responsabilidad partiendo por lo cívico y las relaciones interpersonales a
todo nivel. Incluso hasta en la forma de escribir, publicar o no ciertos
contenidos, reclamar, pedir, pedir perdón , excusarse, amar y mucho más.
Somos pequeños y también he constatado que además vivimos en
un Chile pequeño. Tal vez el mismo que aún no da el gran salto cualitativo.
Partiré por volver a enseñarles a mis hijos a ser valientes,
decir lo que piensan con verdad y respeto. No solo con conveniencia Esa astuta y hábil palabreja que
hoy lo domina todo. Tanto que hoy la democracia tambalea, el país lo hará muy
luego, las cuentas son puestas por muchos en duda y a Dios incluso le han
quitado el lugar que le corresponde. El que se hizo tan pequeño en un pan y se quedó con nosotros. Está claro:
nosotros como personas , como país aún somos muy pequeños, partiendo por un
corazón enjuto y seco. Da para mucho el tema.
Solo que hoy lo he constatado. Lo he experimentado y también
asimilado clarito.
Hay demasiados autores, poseedores de la verdad
absoluta y muy pocos intérpretes y servidores. Faltan más instrumentos y cables. Unos idóneos,
artífices y humildes, tanto como para no
creerse autores ni dueños de nada en exclusiva y clave excluyente. Solo así
Chile comenzará ya a ser un poco menos pequeño. Y, tendrá chilenos menos
pequeños: de cabeza , de corazón. Unos con mirada amplia y elevada. Una que también eleve a otros hacia cotas mejores. Unas menos pequeñas y
autorreferentes, dominantes y excluyentes.
Chile, un pequeño país.
Aún.