¿Autoestima a la baja...? O ¿ ego con inflación desinflado literalmente por los aguijoneos de los errores y otros asuntos....?
Epoca de balances impuestos o bien autoaplicados según sean las personales circunstancias.Y, el arco es variopinto. En las posibilidades de el acucioso exámen y todas sus derivas probables y posibles.Una que generalmente chocan con las rudas, ásperas y pobres realidades.Esas cotidianas. Tan humanas.Las pequeñas pidrecitas o eventualmente piedras preciosas que ingresan sea a los haberes o bien a los déficits anuales..de cada uno. Digamos para los tecnócratas: la chequera vital de los checks y las cruces respectivas.
¿Humildad al alza? podrá ser. Pero una realista que observa, anota ,rectifica y ojalá enmienda en concreto.
En una sociedad del ombligo, perdonando, no hay duda de que semejantes asuntos en la mirada final del año calendario podrán producir tristezas. Sea por un ego inflado, soberbio y autoreferente; sea porque como vivimos inmersos en una sociedad de las expectativas y del wishfull thinking, algo superlativo, naturalmente la coincidencia de las realidades y actos concretos de cada cual, muy especialmente, en la relación esos otros, los prójimos (próximos) tantas veces acuña una distancia sideral entre lo que debería ser y lo que efectivamente sucedió. Aceptarlo es parte del ver al ser humano como lo que realmente somos. Vino fino en vasijas de barro.
Dicen que si una persona tuviera que ofertar su propio ser al valor de lo que el mismo considera que es y vale no habría negocio posible. Está claro tenemos una supervaloración del ego propio. Y, sería aconsejable en esa valoración mirar no solo
los reales haberes o dones concretados.Sino también aquello que son nuestras carencias. Es decir donde falta para que ahí haya un verdadero bien y practicado, concretado en la relación con esos prójimos.
Hay muchas antiojeras humanas(escogidas e involuntarias) que impiden verlas a ellas. Y son de variado tipo, todas tan humanas. Habrá que detectarlas en primerísimo lugar. pues con ellas a cuestas caminamos a ciegas o vamos mal encaminados. Y sus síntomas se dejan sentir: tristeza, desasosiego, odio, rabias , envidias y mas. Claro son las materas primas del ser humano junto a otras mejores, naturalmente.
Más aún hay algunos asuntos madres de los que derivan todas las restantes que nos aquejan. Si no las descubrimos vamos tapando el sol con un dedo, o seguimos cojeando: nos hacemos daño a nosotros mismos y a los otros. Mal puede darse lo que no se posee primero.
El cultivo de la persona, muy diferente del de la personalidad(hoy tan en boga) discurre por veredas no simples ,pero indispensables. Unas irregulares, inconstantes e incluso muchas veces arduas ,sino dolorosas. Constatar las pobrezas personales y los chascarros que producimos, incluso en otros, no constituye escarapela de orgullo. Pero tal vez ahí ya damos un primer paso: hacia la verdad básica de quienes somos realmente. Sin saber esto en forma clara mal podremos intentar dar y darnos a esos otros incluso hasta lo increíble.No viene al caso entrar aquí en privacidades propias de cada uno. Bien las intuye cada cuaL. Sino mire su propia existencia. El repertorio de triunfos y fracasos es amplio. Por partida doble.
Y a pesar de los pesares siempre podremos volver a iniciar la marcha. Sin perder la calma interior , sin sentirnos derrotados. Al contrario. De otro modo no imagino como alguien querría ni siquiera asomar su carita a este mundo. Habría un depósito gigante inundado de personitas devueltas antes de nacer. Aunque lamentablemente sí hay uno real y que opera...pero en otro ámbito.(No por voluntad propia de ellos...peor aún.)
La vida humana no es perfecta está claro. pero no es suficiente disculpa para no trabajar personalmente en una mejora individual sostenida en el empeño. Asunto que desgraciadamente no siempre es equivalente a o en "exitos" mundanos. Cuantifcables, exhibibles y chequeables como en un balance anual.Efectivamente. Pero hay mucha paz en ese interior . Una que perdura, sostiene, ilumina y esclarece. No solo para aceptarnos y querernos tal cual somos, sino a la vez esforzar a más y mejor. ¿Cuesta? por supuesto. Perp me atrevería a decir que vivir y estar vivo vale justamente en función de esta realidad propia y única del ser humano. Una que le da sentido, dirección y finalidad a una existenca que no es solo un mero pasar o transcurrir inexorable en una determinada porción de tiempo en la linealidad de él.
"It's all of me" como canta un gringuito en estos días. Y ahí pàrece estar la clave.
Si somos autores en nuestra propia vida será imposible que de lo mucho que ahí pùeda cultivarse eventualmente no demos a muchos otros algo de ello. Y, ojalá mucho, cuando es bueno. Más alegría hay ahí.Em dar que recibir. Y se cumple inexorablemente. Más aún en un mundo bastante egoista y calculador, por no decir mezquino. Uno donde ha pasado a ser más importante tener que ser y donde los balances personales adolecen casi todos de inflación desmedida. Son los signos de los tiempos.También de sus vacíos,sus sinsentidos y la deseperanza que se palpa en muchos. Una que está limitada y supeditada a las existencias y los haberes. Asuntos siempre veleidosos, efímeros y corruptibles. Ahí parecen ser vanos tantos afanes desmesurados....y así van los balances.
Somos vasijas de barro y saberlo es muy bueno. No para entristecernos, sino para ser realistas y con ello ser capaces de revertirlo con inteligencia y voluntad que todos poseemos hacia una activa laboriosidad constructiva, edificante e incluso santificante para muchos. Podrá hacernos humildes y dóciles, pero sagaces y empeñosos no solo para mejorar los haberes que poseemos, esos no corruptibles. Esos que redundarán finalmente en nosotros mismos habilitándonos para ser plenamente y para esos otros.
Navidad: balances no solo para verificar sino esencialmente para dar mucho a esos otros. Muy especialmente algunos que parecerían no tener nada.Esos nos asombrarán con sus doctorados de humildad. Y, mas aún dar y darnos sin esperar nada a cambio. Esa si es escarapela top ten. Una casi desconocida hoy en los códigos de convivencia. Unos tan distorsionados por el cálculo.
Podremos eventualmente elevar la calidad del barro del que estamos hechos: con sus dones, sus carencias y también sus chascarros y una que otra "victoria", resultado -no exclusivo- de nuestras propias y únicas humanas fuerzas.Verlo ya es un don del cielo.Un muy buen regalo y un excelente punto de partida para el nuevo ciclo que empezamos. Que valga la pena, tenga sentido y finalidad,Más allá de unos checks autoreferentes y convencionales de la contabilidad mundana. Una que servirá en los inventarios, pero no son suficientes en la contabilidad humana diaria y anual de cada uno. Uno que podrá inflarnos en lo economico y a lo mejor ser una gran mentira en nuestra verdadera e irremplazable humanidad. Una que no admite
postergaciones. Demanda urgencia. Cada uno y muchos la esperan.No admite falsos y vacuos sustitutos posible. Nos cuenten el cuento que nos cuenten. Incluso el del viejito Pascuero. No basta , tampoco exime.
No estar al debe es sano financieramente. No estarlo en el amor al prójimo nos justifica. Nos constituye. Debiera definirnos.Así como nos concedemos un amor extraordinario al yo, el afecto y preocupación por los prójimos debiera ser ordinariamente extraordinario en nosotros.
Epoca de balances impuestos o bien autoaplicados según sean las personales circunstancias.Y, el arco es variopinto. En las posibilidades de el acucioso exámen y todas sus derivas probables y posibles.Una que generalmente chocan con las rudas, ásperas y pobres realidades.Esas cotidianas. Tan humanas.Las pequeñas pidrecitas o eventualmente piedras preciosas que ingresan sea a los haberes o bien a los déficits anuales..de cada uno. Digamos para los tecnócratas: la chequera vital de los checks y las cruces respectivas.
¿Humildad al alza? podrá ser. Pero una realista que observa, anota ,rectifica y ojalá enmienda en concreto.
En una sociedad del ombligo, perdonando, no hay duda de que semejantes asuntos en la mirada final del año calendario podrán producir tristezas. Sea por un ego inflado, soberbio y autoreferente; sea porque como vivimos inmersos en una sociedad de las expectativas y del wishfull thinking, algo superlativo, naturalmente la coincidencia de las realidades y actos concretos de cada cual, muy especialmente, en la relación esos otros, los prójimos (próximos) tantas veces acuña una distancia sideral entre lo que debería ser y lo que efectivamente sucedió. Aceptarlo es parte del ver al ser humano como lo que realmente somos. Vino fino en vasijas de barro.
Dicen que si una persona tuviera que ofertar su propio ser al valor de lo que el mismo considera que es y vale no habría negocio posible. Está claro tenemos una supervaloración del ego propio. Y, sería aconsejable en esa valoración mirar no solo
los reales haberes o dones concretados.Sino también aquello que son nuestras carencias. Es decir donde falta para que ahí haya un verdadero bien y practicado, concretado en la relación con esos prójimos.
Hay muchas antiojeras humanas(escogidas e involuntarias) que impiden verlas a ellas. Y son de variado tipo, todas tan humanas. Habrá que detectarlas en primerísimo lugar. pues con ellas a cuestas caminamos a ciegas o vamos mal encaminados. Y sus síntomas se dejan sentir: tristeza, desasosiego, odio, rabias , envidias y mas. Claro son las materas primas del ser humano junto a otras mejores, naturalmente.
Más aún hay algunos asuntos madres de los que derivan todas las restantes que nos aquejan. Si no las descubrimos vamos tapando el sol con un dedo, o seguimos cojeando: nos hacemos daño a nosotros mismos y a los otros. Mal puede darse lo que no se posee primero.
El cultivo de la persona, muy diferente del de la personalidad(hoy tan en boga) discurre por veredas no simples ,pero indispensables. Unas irregulares, inconstantes e incluso muchas veces arduas ,sino dolorosas. Constatar las pobrezas personales y los chascarros que producimos, incluso en otros, no constituye escarapela de orgullo. Pero tal vez ahí ya damos un primer paso: hacia la verdad básica de quienes somos realmente. Sin saber esto en forma clara mal podremos intentar dar y darnos a esos otros incluso hasta lo increíble.No viene al caso entrar aquí en privacidades propias de cada uno. Bien las intuye cada cuaL. Sino mire su propia existencia. El repertorio de triunfos y fracasos es amplio. Por partida doble.
Y a pesar de los pesares siempre podremos volver a iniciar la marcha. Sin perder la calma interior , sin sentirnos derrotados. Al contrario. De otro modo no imagino como alguien querría ni siquiera asomar su carita a este mundo. Habría un depósito gigante inundado de personitas devueltas antes de nacer. Aunque lamentablemente sí hay uno real y que opera...pero en otro ámbito.(No por voluntad propia de ellos...peor aún.)
La vida humana no es perfecta está claro. pero no es suficiente disculpa para no trabajar personalmente en una mejora individual sostenida en el empeño. Asunto que desgraciadamente no siempre es equivalente a o en "exitos" mundanos. Cuantifcables, exhibibles y chequeables como en un balance anual.Efectivamente. Pero hay mucha paz en ese interior . Una que perdura, sostiene, ilumina y esclarece. No solo para aceptarnos y querernos tal cual somos, sino a la vez esforzar a más y mejor. ¿Cuesta? por supuesto. Perp me atrevería a decir que vivir y estar vivo vale justamente en función de esta realidad propia y única del ser humano. Una que le da sentido, dirección y finalidad a una existenca que no es solo un mero pasar o transcurrir inexorable en una determinada porción de tiempo en la linealidad de él.
"It's all of me" como canta un gringuito en estos días. Y ahí pàrece estar la clave.
Si somos autores en nuestra propia vida será imposible que de lo mucho que ahí pùeda cultivarse eventualmente no demos a muchos otros algo de ello. Y, ojalá mucho, cuando es bueno. Más alegría hay ahí.Em dar que recibir. Y se cumple inexorablemente. Más aún en un mundo bastante egoista y calculador, por no decir mezquino. Uno donde ha pasado a ser más importante tener que ser y donde los balances personales adolecen casi todos de inflación desmedida. Son los signos de los tiempos.También de sus vacíos,sus sinsentidos y la deseperanza que se palpa en muchos. Una que está limitada y supeditada a las existencias y los haberes. Asuntos siempre veleidosos, efímeros y corruptibles. Ahí parecen ser vanos tantos afanes desmesurados....y así van los balances.
Somos vasijas de barro y saberlo es muy bueno. No para entristecernos, sino para ser realistas y con ello ser capaces de revertirlo con inteligencia y voluntad que todos poseemos hacia una activa laboriosidad constructiva, edificante e incluso santificante para muchos. Podrá hacernos humildes y dóciles, pero sagaces y empeñosos no solo para mejorar los haberes que poseemos, esos no corruptibles. Esos que redundarán finalmente en nosotros mismos habilitándonos para ser plenamente y para esos otros.
Navidad: balances no solo para verificar sino esencialmente para dar mucho a esos otros. Muy especialmente algunos que parecerían no tener nada.Esos nos asombrarán con sus doctorados de humildad. Y, mas aún dar y darnos sin esperar nada a cambio. Esa si es escarapela top ten. Una casi desconocida hoy en los códigos de convivencia. Unos tan distorsionados por el cálculo.
Podremos eventualmente elevar la calidad del barro del que estamos hechos: con sus dones, sus carencias y también sus chascarros y una que otra "victoria", resultado -no exclusivo- de nuestras propias y únicas humanas fuerzas.Verlo ya es un don del cielo.Un muy buen regalo y un excelente punto de partida para el nuevo ciclo que empezamos. Que valga la pena, tenga sentido y finalidad,Más allá de unos checks autoreferentes y convencionales de la contabilidad mundana. Una que servirá en los inventarios, pero no son suficientes en la contabilidad humana diaria y anual de cada uno. Uno que podrá inflarnos en lo economico y a lo mejor ser una gran mentira en nuestra verdadera e irremplazable humanidad. Una que no admite
postergaciones. Demanda urgencia. Cada uno y muchos la esperan.No admite falsos y vacuos sustitutos posible. Nos cuenten el cuento que nos cuenten. Incluso el del viejito Pascuero. No basta , tampoco exime.
No estar al debe es sano financieramente. No estarlo en el amor al prójimo nos justifica. Nos constituye. Debiera definirnos.Así como nos concedemos un amor extraordinario al yo, el afecto y preocupación por los prójimos debiera ser ordinariamente extraordinario en nosotros.
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