jueves, 30 de agosto de 2012

La mantita.


Algo tan simple como envolver y dar calor. También acoger y recoger; acunar.
Todo esto se  ha redescubierto en EUA  por investigadores para plantearlo como una de las formas de calmar el llanto de los recién nacidos.
Muchos años después aún en lo más recóndito de  las personas adultas  es posible reconocer esa misma necesidad-aunque expresada  bajo las formas más modernas de violencia, transgresión de lo política y moralmente “correcto”, y otras manifestaciones ;  la misma necesidad de  ser acogidos, protegidos o al menos  oídos .
 La pertenencia,  la protección ,referencia, identidad, respeto, equidad y todo lo que de ahí deriva hasta lo más sutil y refinado de las demandas de ese misma persona en su vida personal y de relación con otros en una sociedad  tambalea hoy. Sea ésta  del tipo que sea. Más si a lo anterior se añade el clima de incerteza generalizado, crisis en todo sentido, ausencia de Dios y de verdad,   precariedad de los vínculos, se presenta un panorama por decir lo menos desalentador. Casi tóxico para aquello más profundo del hombre: sus creencias, convicciones y razón de ser. También sus anhelos.
Según sean los elementos que compongan esas primeras experiencias vitales en la persona y su mundo de interrelaciones con otros será luego  su la calidad personal  y la  humanidad de los vínculos que entable con otros. Desde lo que forme en su propia familia hasta las relaciones de honestidad, veracidad, fidelidad en la empresa con sus jefes y  subordinados. También  la laboriosidad, respeto y bondad. Virtudes necesarias para construír verdaderas personas no solo calificadas profesionalmente sino en  el postgrado de la humanidad.  Una sociedad es lo que son sus personas individualmente. Aquí , más es realmente más y mejor.
Cuando se  oye hablar de decadencia, corrupción y mucho más  parece necesario preguntarnos ¿por qué hemos llegado a este estado de cosas? ¿A esta forma de relacionarnos y hacer sociedad -desde la familia hacia arriba- en todos los ámbitos?
Nuevamente habrá que mirar a la persona, la familia, la escuela,etc  las  que promueven y determinan finalmente las formas  y condiciones de vida morales, afectivas y materiales.
La ausencia o presencia  real de esos padres en la vida de sus hijos. La comunicación entre ellos. ¿Qué tipo de comunicación es la que se propicia y difunde en la sociedad, qué énfasis tiene,  a quiénes apunta, en pro de qué?  ¿Una sociedad orientada hacia qué ¿
Y aquí entramos en el terreno de los proyectos y sus prioridades. Los que también se traducen a la larga en los proyectos individuales, matrimoniales y de pareja, familiares y sociales de mayor envergadura. Se  concretan en un modo de ser y actuar y van conformando una época , sus costumbres, sus triunfos, sus derrotas.
Definitivamente el mundo parece volver a recoger como en una mantita lo más básico para el hombre. Aquello que hace que él sea definitivamente quien está llamado a ser y no una caricatura que los paradigmas de turno quieran hacer de él.
Valores, juicio crítico ,reciedumbre por decir solo algunos elementos parecen necesarios hoy al hombre para conducir su propia barca en medio de un mar revuelto que trae a él de todo. También lo zarandea sin misericordia. Sin claridad en la mente y el corazón difícil será que él  elija en forma libre y conciente lo que lo hace más plenamente humano y  más feliz . A él mismo y a los suyos. Una mantita se hace necesaria siempre.
En lo alto,  otro  manto,  amplio y acogedor. Siempre dispuesto, siempre generoso. Uno que a la vez transforma, mejora e impulsa a pequeños  grandes cambios personales  que en definitiva  producirán la  diferencia no solo en cada uno, sino también en todos . Si aceptamos que es una necesidad urgente nos obligamos también  a prestarlo a  otros que lo precisan. No pueden esperar más. Nosotros –alguna vez-  tampoco   pudimos sobrevivir  sin esa mantita.
Un desarrollo humano  integral  parte  por lo esencial. Solo así llegaremos a algo  más completo, pleno y feliz- Más  cercano al abrigo humano.  Más  próximo y cercano a lo que es  una sana “mantita. “

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