Algo tan simple como envolver y dar calor. También acoger y
recoger; acunar.
Todo esto se ha redescubierto en EUA por investigadores para plantearlo como una de las formas de calmar el llanto de los recién nacidos.
Todo esto se ha redescubierto en EUA por investigadores para plantearlo como una de las formas de calmar el llanto de los recién nacidos.
Muchos años después aún en lo más recóndito de las personas adultas es posible reconocer esa misma
necesidad-aunque expresada bajo las
formas más modernas de violencia, transgresión de lo política y moralmente
“correcto”, y otras manifestaciones ; la
misma necesidad de ser acogidos, protegidos
o al menos oídos .
La pertenencia, la protección ,referencia, identidad, respeto,
equidad y todo lo que de ahí deriva hasta lo más sutil y refinado de las
demandas de ese misma persona en su vida personal y de relación con otros en
una sociedad tambalea hoy. Sea ésta del tipo que sea. Más si a lo anterior se
añade el clima de incerteza generalizado, crisis en todo sentido, ausencia de
Dios y de verdad, precariedad de los vínculos, se presenta un
panorama por decir lo menos desalentador. Casi tóxico para aquello más profundo
del hombre: sus creencias, convicciones y razón de ser. También sus anhelos.
Según sean los elementos que compongan esas primeras
experiencias vitales en la persona y su mundo de interrelaciones con otros será
luego su la calidad personal y la humanidad de los vínculos que entable con
otros. Desde lo que forme en su propia familia hasta las relaciones de
honestidad, veracidad, fidelidad en la empresa con sus jefes y subordinados. También la laboriosidad, respeto y bondad. Virtudes
necesarias para construír verdaderas personas no solo calificadas
profesionalmente sino en el postgrado de
la humanidad. Una sociedad es lo que son
sus personas individualmente. Aquí , más es realmente más y mejor.
Cuando se oye hablar
de decadencia, corrupción y mucho más
parece necesario preguntarnos ¿por qué hemos llegado a este estado de
cosas? ¿A esta forma de relacionarnos y hacer sociedad -desde la familia hacia
arriba- en todos los ámbitos?
Nuevamente habrá que mirar a la persona, la familia, la
escuela,etc las que promueven y determinan finalmente las
formas y condiciones de vida morales, afectivas
y materiales.
La ausencia o presencia
real de esos padres en la vida de sus hijos. La comunicación entre
ellos. ¿Qué tipo de comunicación es la que se propicia y difunde en la
sociedad, qué énfasis tiene, a quiénes
apunta, en pro de qué? ¿Una sociedad
orientada hacia qué ¿
Y aquí entramos en el terreno de los proyectos y sus
prioridades. Los que también se traducen a la larga en los proyectos
individuales, matrimoniales y de pareja, familiares y sociales de mayor
envergadura. Se concretan en un modo de
ser y actuar y van conformando una época , sus costumbres, sus triunfos, sus
derrotas.
Definitivamente el mundo parece volver a recoger como en una
mantita lo más básico para el hombre. Aquello que hace que él sea
definitivamente quien está llamado a ser y no una caricatura que los paradigmas
de turno quieran hacer de él.
Valores, juicio crítico ,reciedumbre por decir solo algunos
elementos parecen necesarios hoy al hombre para conducir su propia barca en
medio de un mar revuelto que trae a él de todo. También lo zarandea sin
misericordia. Sin claridad en la mente y el corazón difícil será que él elija en forma libre y conciente lo que lo hace
más plenamente humano y más feliz . A él
mismo y a los suyos. Una mantita se hace necesaria siempre.
En lo alto, otro manto, amplio y acogedor. Siempre dispuesto, siempre
generoso. Uno que a la vez transforma, mejora e impulsa a pequeños grandes cambios personales que en definitiva producirán la diferencia no solo en cada uno, sino también
en todos . Si aceptamos que es una necesidad urgente nos obligamos también a prestarlo a
otros que lo precisan. No pueden esperar más. Nosotros –alguna vez- tampoco
pudimos sobrevivir sin esa
mantita.
Un desarrollo humano integral parte
por lo esencial. Solo así llegaremos a algo más completo, pleno y feliz- Más cercano al abrigo humano. Más
próximo y cercano a lo que es una
sana “mantita. “
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