sábado, 8 de septiembre de 2012

Diariamente rojo.





Cometí el error de ver las noticias ayer. Me levanté a los diez minutos saturada de  violencia. Todas ellas daban cuenta de hechos de sangre  por uno u otro motivo. ¿A qué hemos llegado…? Llegará un momento  a este paso en que veremos sólo crónica roja , toda. Y , lo más grave  , parece que –incluso- nos vamos acostumbrando…no lo vemos, no nos choca , no nos interpela…¡mal síntoma!
El balazo o la violencia como forma “aceptada” para solucionarlo todo. Desde los  ajustes de cuentas entre bandas rivales hasta los asuntos pasionales de todo tipo y todo gremio. ¿Qué está pasando  en nuestro país:..?
Es la droga, el sistema de vida que todo lo” revienta”,  las costumbres, la ausencia de valores,  la incomunicación e insatisfacción vital, la inmigración a  destajo  dirán algunos…pero es bastante más y complejo.
Hemos ingresado a la “diosa globalización” y con ella deberemos aceptar la caída de nuestras fronteras valóricas, de costumbres e identidad que nos conformaban hasta hace muy poco. Todo ha cambiado. Es el precio del “progreso”….vaya creo que preferiría haberme quedado fuera de los índices OCDE. No estoy dispuesta como ciudadana, como madre de familia y chilena a pagar” este” costo. No me parece bien, ni justo, ni equitativo. Definitivamente MALO y grave.
¿Es que  el gobierno actual  y el sistema policíaco se ven sobrepasados? .Está claro que es así y  se cumple lo que sucede en los países desarrollados. Más aún, todos los sistemas convencionales tienen hoy un frente no cubierto que es el talón de Aquiles: el de los ataques violentos sea por grupos extralegales o terroristas que subvierten el sistema o bien los ataques violentos cometidos por marginales dentro sistema en forma continua y creciente. Un dolor de cabeza contemporáneo.
Hemos dejado de ser el pueblo acogedor y pacífico  que éramos. Nos   tapamos de alarmas, empresas de seguridad privadas y cuánto más se  nos ocurra ,
Casas rodeadas de altos muros , cercos eléctricos y rejas de todo tipo. Una muestra más del signo concreto de esta época: la falta de confianza. Y no solo una de tipo material sino también  valórica , ideológica y sicológica. En todo sentido. Vivimos,  -me incluyo-,  en una sociedad de la sospecha y la incerteza. En las personas, instituciones, grupos del tipo que sean, especialmente los financieros y suma y sigue…¿cómo construír así un país?
No tengo la respuesta. Sería interesante plantearse dónde está primero el punto de quiebre para de ahí explorar  posibles vueltas de tuerca a un problema ya endémico y constitutivo de nuestra vida diaria. Es un cuestionamiento   a las razones más profundas a las que el libre mercado no mira y no le interesa mirar pues atenta a su descabellada e imparable carrera por producir más y sobretodo  -ganar más- dando lo mismo –cómo- Y es aquí donde  hay que detenernos. No significa retroceder, producir menos, pero sí cambiar el sistema de vida que se nos está imponiendo a todos-querámoslo o no-. Esto  revienta ya  por todos lados. La violencia es sólo una de sus válvulas de escape  y parece que sólo algunos lo percibimos(o nos hacen creer) y nos molesta, nos agrede, nos altera profundamente. Muchos otros tal vez también  lo ven o perciben, pero el temor a opinar o disentir acarrea consecuencias, por lo tanto ponen un candado en su boca. La ley de la sobrevivencia y también  la legitimar ción  del poder del más fuerte,-el que sea- sea por la vía que sea parece imponerse de una u otra forma hoy en Chile.
¿Por qué debemos aceptarlo mansamente como corderos u ovejas…?Está claro que no,  bajo ningún presupuesto ,el que sea. Más de algo funciona mal. Y, lo que es más grave aún no parece mejorar sino que por el contrario, empeora.
No hay duda hemos entrado en el “Hall of fame” de los países desarrollados o en vías de,pero no es gratis. Sufrimos ya la pandemia de la violencia dentro del país. Ponerle el cascabel a este gato requiere firmeza política que no sé si se concilia con el libre mercado. Aquí estamos al debe. Es de esperar que no debamos pagar todos los chilenos este nuevo “tag” en nuestra vida personal y cotidiana. No es justo, no es equitativo y está mal. Muy mal.Pues el costo lo pagan casi siempre los más débiles,los más vulnerables. Los que están al margen de los supuestos beneficios de este “sacrosanto” modelo y todas sus lacras.Parece que hay que despertar ¡ya! Para exigir lo que corresponde. Si es que somos chilenos realmente-de corazón-y muy especialmente ahora que nos acercamos al mes de nuestra patria.Nunca se entregó ni ella ni los chilenos a enemigo alguno.”Vivir con honor o morir con gloria”…¿exagerado? Me parece que no. No podemos entregar nuestro país a este enemigo persistente y astuto: la violencia manifiesta o encubierta. El rojo,sí, en nuestra bandera, No en nuestras familias, barrios y calles. Tampoco en nuestros poderes ni en nuestras empresas. En nuestros valores, credos y convicciones arraigadas en nuestra identidad,  nuestras leyes y anhelos de futuro  país.
¿Les dejaremos solo rojo a nuestros hijos y nietos  ¿
Bien, en sus lápices y libros. Mal , en sus   formas   de convivencia familiar, vecinal, empresarial y de gobierno. El rojo fondo de pantalla real o virtual satura. Termina por reventarlo todo.as gra﷽﷽﷽﷽funciona mal. Y, lo que es me de una u otra forma hoy en Chile.
el temor a opinar o disentir acarrea c onsecuenciás

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