sábado, 8 de junio de 2013

No somos eternos

Una prosopopeya abundante o si se quiere un árbol con demasiadas ramas.Unas que impiden ver finalmente el tronco que las sostiene. 
Sedición, medicina, estatutos, moral, riesgo, daño, probabilidad, mayorías minorías, genética,autonomía, angustia, arte,sanar,curar,acompañar, enseñar...todos elementos que bien caben en una pócima o criba. Lo que resulte de ella podrá ser un engendro, una bendición o una aparición o en el peor de los casos una epifanía.También una elegía y/ o un epitafio a "doña muerte" a la que antes, hoy y mañana todo hombre, si no la teme- por lo desconocida o falta de méritos suficientes- - al menos la respeta. o al menos se inclina finalmente. Porque ignorarla ... ¡no puede! No por decreto; no por convicción no por conveniencia; sino, por naturaleza. Esa que trae impresa desde siempre y lo acompañará hasta que abandone y traspàse esa puerta: la última de la existencia.
Pues bien sabe c ada uno, que más tarde que temprano- así Dios o quien sea lo quiera- habrá de ser indefectiblemente.Sonará esa campanada precisa. Ni un minuto antes o después de aquél que fue consignado en nuestra personal y única bitácora de viaje: esa con mis nombres y apellidos. También una con mis características físicas, anímicas y sicológicas privadas. La huella digital natural que me distingue. En esta peregrinación vamos todos- creyentes o no- hasta el final. Con mastectomía -antes o después- con cirugías estéticas o el simple transcurso del tiempo y la gravedad a cuestas.Llevados con dignidad propias de quien entra en años, pero también en la: la sabiduría y la prudencia.. las suficientes, meritorias como, para comprender, que no somos pura exterioridad, sino que al contrario. Esta es en buena medida lo que crece y germina en nuestro infinito y profundo interior. Uno cultivado con el paso y pasar de los años. 
Sea también que lleguemos a esa hora postrera con muchas posesiones o ninguna , mucho sudor y rabia acumulados, probablemente no sin razón, digo yo.
De todo hay en esta viña- 
Y si de caldos y árboles hablamos,¿por qué no? Tal vez sea más sano tratarla a ella por su nombre: muerte. Nuestra buena hermana muerte.
Una pariente en desgracia hoy. Prenda y garantía de que n o solo pasamos por la tierra como las aves de un árbol. Nidos que no solo habrán de quedar aquí en estas ramas. Se elevarán hasta alcanzar otros cielos. Unos, donde el riesgo ya no exista, la muerte, tampoco ni la angustia. No serán ya conjugados. Habrá luz perfecta, belleza y armonía únicos. Algo que nunca dieron cirugías terrenas algunas. Pero más que eso. Habremos vencido el temerario cálculo. Incluso el del riesgo. Solo con dejar de -ser dueños aparentes -y pedantes de la vida y la muerte. Solo con ser confiados. Y no unos ilusos soñadores de quimeras. Pues , la vida, sí´ fue en un pequeñísimo lapso, nuestra. La muerte , sí , cuando la quisimos y aceptamos. También apareció entonces la eternidad , para algunos y, la nada , pàra muchos otros, que vivieron calculando el riesgo de¿ cuánto? Tal vez la pregunta que debimos hacernos entonces fue otra . Algo así como¿Hasta cuándo...? No pude ni puedo responderlo, . Más , confío en que será- cuándo - mejor corresponda. Más que en- cómo y cuánto.-
Atte.

viernes, 7 de junio de 2013

21 Medidas alternativas o ¿el sentido común?



El índice de natalidad ha descendido en forma alarmante en este país  intentaré hacer un inventario no tradicional y sugerente de algunas posibles medidas alternativas que  redunden  finalmente en volver a considerar a muchas y muchos el ser valientes   como para  intentar llegar a ser potenciales padres. O progenitores como  decían los nuestros. Y los padres de ellos por los siglos de los siglos…
Parece necesario tener tiempo ,  paz y calma con ese otro. Uno más que para programar, trabajar y efectuar asuntos de urgencia. Uno más que para realizarse profesionalmente, cumplir objetivos de corto plazo y escalar posiciones en la escala laboral eternamente ascendente hasta el infinito.
Las urgencias dentro de lo posible y creativo reemplazarlo por “lo importante”
¿Qué será esto en medio de tanta urgencia y prioridades todas para ayer? Una revisión del inventario disponible  e imaginable parece  necesario.  Poniendo no solo la cabeza sino también el corazón de por medio, la bondad, la generosidad y también aquello que parece hemos olvidado : la humanidad esa que está dada por un reloj biológico y también  un alma, a veces demasiado silenciosa. Mucho más de lo recomendable para ser sanos  y felices.
Salir del propio yo y de mirarse el ombligo constantemente. También de buscar y vivir en torno a la pura estética: desde la dieta a la búsqueda de la sola y eterna juventud corporal. Sea a costa  de cirugías y esclavitudes de todo tipo. Desde las farmacológicas de los anticonceptivos a las de los antidepresivos pasando por los calmantes y ansiolíticos varios.También por los gimnasios. Actuales templos de adoración máxima. Asumir la propia naturaleza como algo bueno y amable, no como algo perfecto. Y  solo desde los exteriores.. ¿habrá que partir viceversa desde los interiores para proyectarlo en un exterior  que concuerde con todo ello que se incuba, crece y madura- si es que puede –en ese mismo interior?
Somos cuerpo y alma  que duda cabe y esta unión indisoluble cobra  como nunca su precio y costo de racionalidad y consistencia. O de lo contrario se termina  cómo vemos hoy: renegando lo que somos y tratando todos de ser como realmente no somos. Un  camino corto  hacia la más profunda esquizofrenia existencial. Hacia un profundo descontento y por último infelicidad.
¿Qué es ser feliz? Vaya pregunta. La dejo planteada solo. Si no se es feliz, si lo que se vive no gusta, si no convence ¿para qué  traer a otros a lo mismo? ¿A vivir una vida que personalmente no  convence? Y mucho más grave: mal podremos entusiasmar a otros a vivir algo siquiera parecido.
¿Trabajar para vivir o vivir para trabajar? Otra necesaria interrogante. Claro no se puede ser pobre ni austero. Menos , si vivimos comparándonos con los otros . En una sociedad en la que lo importante más que ser de una determinada manera es importante poseer y mucho en lo posible. Ahí están depositadas las certezas. Y también la fuerza de la voz que se tiene en el conjunto. Para llorar de lástima, pero así es.
Tener nunca ha sido malo de por sí. Sin embargo si vivimos y todo lo colocamos en el orden del atesorar y en función de ello ahí sí parece que el orden se ha invertido. Con lo cual mucho de lo fundamental y que finalmente nos constituye y nos trasciende se va al mismo cuerno, perdonando la expresión. Somos engranajes de una maquinaria alienante y perdemos la más esencial autonomía  y libertad. C asi diría que abdicamos de nuestra nacionalidad de humanos para pasar a ser pernos de una maquinaria infernal. No verlo es ser ciego o imbécil de remate(perdonando nuevamente el término)
Creernos el cuento que otros toman las decisiones por nosotros. Incluso aquellas que son las más propias e idelegables. Sin darnos cuenta hemos ido cediendo nuestros propios exclusivos terrenos decisorios propios a terceros. Hábiles  e inteligentes que ven que este hombrecito actual ha cejado en el esfuerzo de hacerse cago de lidiar con su propia voluntad y naturaleza, sus dones, sus defe ctos y debilidades, en fin con su persona como un todo esencial y operativo. Nada  trivial  el asunto.
También  el sujeto contemporáneo ha construido una sociedad indolora, incolora e inodora. Una aséptica y funcional a tal punto que ya  una mayoría, nada despreciable, osa a jugárselas por el otro porque sí, a tender una mano al débil o vulnerable, y así muchos casos más.
Pasarlo bien, divertirse eternamente, evadir las verdades y realidades poco gratas parece ser otra de las consignas de turno hoy. Y, claro, el sujeto actual no quiere sufrir , pasar dolor de ningún tipo. Y ojalá ser eterno, nunca envejecer, perfectos , productivos…¿qué más?
Una enumeración aterradora que bien podría  llevarnos muy luego a una sociedad similar a la del mundo feliz o a una perfecta utopía. Una desgraciada al fin.
Una alejada , muy distante de quién es verdaderamente ese hombre, cuál sea su verdadera naturaleza y sentido y también sus finalidades en la vida que hoy elabora en  laboratorios diabólicamente   bien programados, pero muy opuestos a su verdadera final felicidad: la humana y plena.
La misma que  el m ismo desde hace siglos busca incansablemente en medio de  éxitos y derrotas a lo largo de su multifacética historia. Hoy no es nuevo. Pero urge . Y, aterrizarlo en su día  a día y en la percepción de ella.  Aquí (descenso de la natalidad)  un indicio palmario y claro  que muestra que algo o más de algo en él no está funcionando como debiera. Si realmente fuera pleno y feliz, digo.  Y, que la sociedad que construye no es una acorde a su desarrollo más pleno. Si así fuera , estas medidas serían absurdas.
B astaría el solo hecho de que el  mismo sujeto quisiera compartir con otros generados por el,  lo que el vive hoy  como una buena experiencia.
Al parecer no es así y al contrario demuestra  en el actual sujeto una profunda desazón, disconformidad, amargura, i nquietud  , incluso temor e  incertiumbre  existencial ante el futuro. Entonces ¿Cómo va a desear legar esto y traer  un hijo para que  viva todo aquello que a él no le convence ni conmueve para bien? Tanto ,como  ¿para arriesgarse a encargar a otro que de él dependerá- al menos un tiempo? Tendría que ser un insensato o loco.
Encargar un hijo es un acto de amor y  fe infinitos,. Factores ambos hoy en franca baja . Así,  es difícil que un pago- el que sea-vaya a remover las costras duras  que se han formado en las convicciones nacidas en la incertiudumbre y el temor. También muchas veces en un egoísmo a ultranza. Aquellas que hacen que la persona actúe y se proyecte a través de ellos. Un hijo es el acto  más concreto proyectado a un futuro en el que se confía sin dudar.
Las mejores medidas parecen ser las que el corazón y la cabeza unidas  a un aumento de la fe pueden obrar en cada uno. Pero para ello también habrá de existir una sociedad que con  su vitalidad y actos concretos de un sí y apoyo incondicional a esa  misma nueva vida potencial que podría venir a   dar la savia  necesaria a este país.
Uno que bien puede no vivir . Solo  sobrevivir, para contar una historia incompleta al fin. O una triste historia  relato  muy humano y real. Uno no exento por ello de dificultadeds in relato real.vivo.  historia istoria.ivir solo para contar una historia incompleta.s convicciones. unas y. Asciaas de turno h










miércoles, 5 de junio de 2013

Un país sub treinta… incierta línea de flotación


Es lamentable comprobar, no solo yo, sino muchos otros con los que hablo por diferentes motivos que en este país  hay un monopolio de la edad óptima que se ha apoderado de todas las vacantes para postular a todo tipo de actividades.  Claro, a menos que uno pague por hacer uso de un determinado beneficio y /o afiliación a algún quehacer determinado. No es éste un país “ supuestamente” desarrollado?
Pues aquí   en este tema también parece que sigue siendo desigual, inequitativo y muy sesgado. Uno absolutamente de subsistencia ,uno subdesarrollado.
A menudo ,  los que pintamos canas, al menos en el RUT , se nos cierren  las puertas de muchas actividades sin siquiera tal vez haber probado y aprobado que uno aún sirve y bastante mejor- que muchos muy jóvenes- para  una determinada actividad.
Y, lo más triste es  verificar que a pesar de muy educadas y políticamente correctas razones esgrimidas  y entregadas al postulante a lo que sea, uno  termina por comprender que el gran pecado fue tener más años que 30 y además ser educado como para ni siquiera alegar.  O incluso que a uno le respondan , pero si usted está “ sobre calificado”…francamente algo para no creerlo.
 Sea por déficit, sea, por exceso, sino  por último será por vergüenza. Una que no tiene razón de ser ni fundamento. Solo espero   que todos quienes eligen hoy con este solo criterio al llegar al más allá no les vayan a decir a la entrada del lugar al que lleguen. Sí,  mire usted no puede entrar, a pesar  de los méritos que pudiese legítimamente tener … y  sea dejado diplomáticamente ahí: en la entrada . Solo por tener unos años más.  No parece equitativo.
Así con las normas que impone el marketing. Uno que mira esencialmente la competitividad, pero y... ¿la experiencia?  O todo es rapidez, pura adrenalina, acción y reacción. Una sociedad que se construye con esos criterios tarde o temprano se quebrará . y lo hará justamente por lo más delgado.
Más aun si se considera   que los años de vida se han alargado y nuestra sociedad envejece  más  en  relación  a la tasa de gente joven  que relevará a esos mayores que aumentan muchísimo más que los jóvenes en el  país.
Parece que va siendo hora de un replanteamiento de estos esquemas segregadores y parciales. Muy injustos por ultimo en términos de posibilidades reales para todos los ciudadanos hábiles en este país. Y que el factor de la edad sea prácticamente el único elemento predominante y determinante en la selección de una persona capacitada para una determinada actividad.
A este paso, sea porque unos son mayores, sea porque están edad fértil,(ellas) sea porque poseen alguna discapacidad física, porque son muy pobres y c arecen de las redes mínimas- todos vulnerables -pero posiblemente aptos para un trabajo quedarán fuera. Sin clasificar. Para qué decir si se proviene de ciertos establecimientos educacionales, ciertos barrios, se tienen ciertos orígenes étnicos o se ha tenido el infortunio de haber estado en Dicom, o condenado en la cárcel. Peor aún tal vez de por v ida.
Sí en este país ,para aspirar al desarrollo integral se requieren eliminar todo este tipo de barreras artificiales y profundamente segregadoras. Unas que no contribuyen a una equidad basada en las reales capacidades y los legítimos  e indispensables anhelos de desarrollo de las personas. 
Una nueva cultura del trabajo, del quehacer de las personas, de la utilización del tiempo libre, de la recreación y de la convivencia está clamando hace mucho en medio de la exitosa sociedad que hemos construido del 24/7 radicado en un sector  alrededor  de los 30 o incluso sub 30. Es un lujo que como país en vías  de desarrollo no nos  podemos dar. Urge una revisión de los códigos vigentes y sus pautas. De otro modo tendremos un país que desperdicia  personas calificadas solo porque han incurrido en las causales   mencionadas.
Sí,  parece que junto con modificar el modelo económico hacia uno que busque un desarrollo integral de las personas será necesario no sólo modificar la norma fundamental y las otras, el sistema político sino esencialmente el esquema de sociedad  que estamos construyendo. Aún estamos a tiempo.
No solo habrá gente más feliz e integrada, un mayor respeto por los entrados en años y una convivencia positiva  entre las generaciones. Debiera  ser algo compartido. Con muchísimos beneficios país finalmente.
Más años activos tal vez incidirá en una mejor previsión. Una cultura respetuosa de quienes constituyen sus antecedentes vivos y operativos. A lo mejor habrá también menos ancianos abandonados por sus propios hijos y familiares. Unos que la sociedad olvida  hasta dejarlos morir a su suerte.
Da para pensar. Una sociedad que no  se preocupa de aquellos  que ya no son tan jóvenes parece indicarnos que algo está fallando muy seriamente en ella. En sus costumbres, tradiciones, valores ,  familias, y también  en la aceptación y respeto o tolerancia justamente  hacia lo que nos mueve para actuar, para ayudar, para compadecer con otros, para acoger.  A esos que ya no están en- la cresta de la ola-, pero a no equivocarnos: ¡ importan! O ¿también serán ellos desechables? Como un artefacto cualquiera que se compra, usa y bota… como para meditarlo más tranquilamente. ¿Qué puedo hacer yo concretamente en esto?¿Puedo ayudar a revertirlo partiendo por mi  actitud y actos que incidan en revertir este estado de cosas? Solo lo planteo con una vuelta de tuerca .Usted agréguele otras más y hable el tema con otros. Hay que traerlo a la mesa pública. Sino seguirá siendo un costo más del sistema. El problema es que aquí es uno humano y puede  tener efectos irreversibles e insospechados que finalmente recaigan con todo su peso en los  más jóvenes: la niña de sus ojos del sistema actual. Una que no siempre será tan niña…valga la redundancia y obviedad.