Una prosopopeya abundante o si se quiere un árbol con demasiadas ramas.Unas que impiden ver finalmente el tronco que las sostiene.
Sedición, medicina, estatutos, moral, riesgo, daño, probabilidad, mayorías minorías, genética,autonomía, angustia, arte,sanar,curar,acompañar, enseñar...todos elementos que bien caben en una pócima o criba. Lo que resulte de ella podrá ser un engendro, una bendición o una aparición o en el peor de los casos una epifanía.También una elegía y/ o un epitafio a "doña muerte" a la que antes, hoy y mañana todo hombre, si no la teme- por lo desconocida o falta de méritos suficientes- - al menos la respeta. o al menos se inclina finalmente. Porque ignorarla ... ¡no puede! No por decreto; no por convicción no por conveniencia; sino, por naturaleza. Esa que trae impresa desde siempre y lo acompañará hasta que abandone y traspàse esa puerta: la última de la existencia.
Pues bien sabe c ada uno, que más tarde que temprano- así Dios o quien sea lo quiera- habrá de ser indefectiblemente.Sonará esa campanada precisa. Ni un minuto antes o después de aquél que fue consignado en nuestra personal y única bitácora de viaje: esa con mis nombres y apellidos. También una con mis características físicas, anímicas y sicológicas privadas. La huella digital natural que me distingue. En esta peregrinación vamos todos- creyentes o no- hasta el final. Con mastectomía -antes o después- con cirugías estéticas o el simple transcurso del tiempo y la gravedad a cuestas.Llevados con dignidad propias de quien entra en años, pero también en la: la sabiduría y la prudencia.. las suficientes, meritorias como, para comprender, que no somos pura exterioridad, sino que al contrario. Esta es en buena medida lo que crece y germina en nuestro infinito y profundo interior. Uno cultivado con el paso y pasar de los años.
Sea también que lleguemos a esa hora postrera con muchas posesiones o ninguna , mucho sudor y rabia acumulados, probablemente no sin razón, digo yo.
De todo hay en esta viña-
Y si de caldos y árboles hablamos,¿por qué no? Tal vez sea más sano tratarla a ella por su nombre: muerte. Nuestra buena hermana muerte.
Una pariente en desgracia hoy. Prenda y garantía de que n o solo pasamos por la tierra como las aves de un árbol. Nidos que no solo habrán de quedar aquí en estas ramas. Se elevarán hasta alcanzar otros cielos. Unos, donde el riesgo ya no exista, la muerte, tampoco ni la angustia. No serán ya conjugados. Habrá luz perfecta, belleza y armonía únicos. Algo que nunca dieron cirugías terrenas algunas. Pero más que eso. Habremos vencido el temerario cálculo. Incluso el del riesgo. Solo con dejar de -ser dueños aparentes -y pedantes de la vida y la muerte. Solo con ser confiados. Y no unos ilusos soñadores de quimeras. Pues , la vida, sí´ fue en un pequeñísimo lapso, nuestra. La muerte , sí , cuando la quisimos y aceptamos. También apareció entonces la eternidad , para algunos y, la nada , pàra muchos otros, que vivieron calculando el riesgo de¿ cuánto? Tal vez la pregunta que debimos hacernos entonces fue otra . Algo así como¿Hasta cuándo...? No pude ni puedo responderlo, . Más , confío en que será- cuándo - mejor corresponda. Más que en- cómo y cuánto.-
Sedición, medicina, estatutos, moral, riesgo, daño, probabilidad, mayorías minorías, genética,autonomía, angustia, arte,sanar,curar,acompañar, enseñar...todos elementos que bien caben en una pócima o criba. Lo que resulte de ella podrá ser un engendro, una bendición o una aparición o en el peor de los casos una epifanía.También una elegía y/ o un epitafio a "doña muerte" a la que antes, hoy y mañana todo hombre, si no la teme- por lo desconocida o falta de méritos suficientes- - al menos la respeta. o al menos se inclina finalmente. Porque ignorarla ... ¡no puede! No por decreto; no por convicción no por conveniencia; sino, por naturaleza. Esa que trae impresa desde siempre y lo acompañará hasta que abandone y traspàse esa puerta: la última de la existencia.
Pues bien sabe c ada uno, que más tarde que temprano- así Dios o quien sea lo quiera- habrá de ser indefectiblemente.Sonará esa campanada precisa. Ni un minuto antes o después de aquél que fue consignado en nuestra personal y única bitácora de viaje: esa con mis nombres y apellidos. También una con mis características físicas, anímicas y sicológicas privadas. La huella digital natural que me distingue. En esta peregrinación vamos todos- creyentes o no- hasta el final. Con mastectomía -antes o después- con cirugías estéticas o el simple transcurso del tiempo y la gravedad a cuestas.Llevados con dignidad propias de quien entra en años, pero también en la: la sabiduría y la prudencia.. las suficientes, meritorias como, para comprender, que no somos pura exterioridad, sino que al contrario. Esta es en buena medida lo que crece y germina en nuestro infinito y profundo interior. Uno cultivado con el paso y pasar de los años.
Sea también que lleguemos a esa hora postrera con muchas posesiones o ninguna , mucho sudor y rabia acumulados, probablemente no sin razón, digo yo.
De todo hay en esta viña-
Y si de caldos y árboles hablamos,¿por qué no? Tal vez sea más sano tratarla a ella por su nombre: muerte. Nuestra buena hermana muerte.
Una pariente en desgracia hoy. Prenda y garantía de que n o solo pasamos por la tierra como las aves de un árbol. Nidos que no solo habrán de quedar aquí en estas ramas. Se elevarán hasta alcanzar otros cielos. Unos, donde el riesgo ya no exista, la muerte, tampoco ni la angustia. No serán ya conjugados. Habrá luz perfecta, belleza y armonía únicos. Algo que nunca dieron cirugías terrenas algunas. Pero más que eso. Habremos vencido el temerario cálculo. Incluso el del riesgo. Solo con dejar de -ser dueños aparentes -y pedantes de la vida y la muerte. Solo con ser confiados. Y no unos ilusos soñadores de quimeras. Pues , la vida, sí´ fue en un pequeñísimo lapso, nuestra. La muerte , sí , cuando la quisimos y aceptamos. También apareció entonces la eternidad , para algunos y, la nada , pàra muchos otros, que vivieron calculando el riesgo de¿ cuánto? Tal vez la pregunta que debimos hacernos entonces fue otra . Algo así como¿Hasta cuándo...? No pude ni puedo responderlo, . Más , confío en que será- cuándo - mejor corresponda. Más que en- cómo y cuánto.-
Atte.