sábado, 24 de marzo de 2012


Pobreza y miseria no son sinónimas.



Cuando un país no reconoce en la vida un valor supremo e inalienable ni en la honradez ;la palabra empeñada ; la capacidad de disentir de muchos ;la falta de verdad en la apreciación y en los juicios; el egoísmo en la convivencia y la indolencia  parece que hay que preocuparnos. O mejor dicho: ocuparnos.
Para revertirlo. Para buscar la verdad guste o no guste a muchos o algunos.Para desentrañar las verdaderas causas de los malestares personales y sociales que aquejan a  una sociedad en un momento dado. Producen miseria en ella. La que no  siempre es acorde a los índices de pobreza ni mucho menos a los de riqueza. Y  he aquí la mayor paradoja. Mientras más se tiene materialmente –muchas veces-mayor miseria se llega a adolecer. Y, por el contrario,tantas veces,es admirable constatar y conocer personas pobres materialmente ,pero que tienen un tesoro inapreciable en ellas: riqueza inmaterial. Quiero decir dignidad,humanidad,bondad ,sabiduría para vivir. Creencias,valores condensados en una vida concreta interior y de relación con los demás. También plasmada en el modo de expresarse,en la forma de trabajar y de superarse y también en la vida de relación con los otros. En la familia que se construye y también en la calidad de los  vínculos que se  crean con los demás al pasar un buen rato. Compartir.
Cuando los gobernantes y  titulares  llaman con grandes letras al crecimiento de los países. Sólo cabe preguntarse sí,pero ¿para qué? Porque el crecimiento por el crecimiento  lleva rápidamente a la soberbia,la competencia descarnada y a la locura más extrema. Cuando lo hacen es un crecimiento ¿ para todos? ¿con todos?¿en todo sentido? Parece que no.
 Es aquí cuando nos encontramos  con  el crecimiento sólo a favor de unos pocos o el mismo, de unos en desmedro de otros o simplemente el abuso de poder proveniente de la acumulación que otorgan las fuerzas del  éxito económico. Y es aquí donde comenzamos a encontrarnos con las dos caras de una misma moneda,  con los rasgos de la miseria humana. La que produce este estado de cosas; la que finalmente lleva a las personas a ser relegadas a una condición de tales: míseros.
La que aborta la equidad  entendida como el derecho de todos a un acceso igualitario-al menos- para lograr una condición mínima humana- respetable para desarrollarse y desarrollar lo que les ha sido dado en potencia a todos por partida igual.
Cuando unos califican y otros no para ingresar al sistema de oportunidades estamos  mal. A menos que sean condiciones muy objetivas medidas luego de un acceso y uso posible y racional de las oportunidades. Sólo ahí cabe alguna selección. Y,muy regulada a fin de que sea justa y equitativa. De otro modo se corta el hilo siempre por  lo más delgado,también  por lo más injusto. Lo que nunca debió ser en estricto rigor.
También aparece la miseria cuando unos detentan supuestas verdades absolutas en el orden temporal intentando aplicarlas como vara y medida de toda consecuencia y lógica. Diferente es tener determinada opinión. Legítimo. Defenderla ,también. Incomprensible resulta por tanto por ejemplo,cuando asuntos de la exclusiva competencia nacional,propias del gobierno interno,queden entregadas y más,sean revisadas por entidades exteriores y éstas se atribuyan facultades que no poseen en la política interna de las naciones.La autonomía soberana no se transa,ni se entrega ni menos se  da para ser revisada por entidades supranacionales y más en materias que son determinantes del tipo de sociedad y su proyecto que nosotros los chilenos debemos formular. Así de simple.
Cuando la violencia causa muertes inocentes-aunque sea por razones de  género- hay miseria. También cuando miles de personas lo pierden todo como consecuencia de estafas practicadas por cadenas  comerciales;cuando no se respeta por modesto que sea un contrato de cualquier particular; cuando se engaña al usuario de un servicio indispensable con los costos del  servic io que se le ofrece y así…la cadena es larguísima.También cuando se cobra por estacionar por  media hora y fracción… sí. En todos estos actos puede haber honradez y seriedad y por lo tanto desarrollo en términos de avance o puede haber abuso;triquiñuela legal y lucro.
Son muchos eslabones imperceptibles que parten por la responsabilidad y honestidad personal hasta desembocar en un desarrollo integral,humanizado y equitativo para un país. Estos podrán generar círculos viciosos o virtuosos. Y de ahí la gran diferencia en la que podrá  terminar un país: siendo pobre o mísero.
O también desarrollado con pobrezas que superar,pero no mísero y desarrollado.
¡Vaya paradoja! Y…lamentable. Pero es revertible:  estamos a tiempo.





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