La llegada a la intersección de dos calles admite varias lecturas.Por una parte la coordenada de la historia pasada y también la del presente. Y,sin embargo,pueden llegar a converger o ser profundamente divergentes.Es decir no encontrar nin gún punto más en común que el de la intersección: la esquina misma,(o el presente estado de cosas) ,para luego no volver a encontrarse nunca más.
Asimismo puede suceder con este país:-uno al revés-. Donde el gobierno parece no ejercer la autoridad y la oposición tampoco el contrapeso necesario a las omisiones o acciones del régimen de turno. Así las cosas ,varias son las lecturas que pueden hacerse de esta situación que aqueja al país.
El por qué se ha llegado a este estado de cosas comprende –aparentemente-un mix de circunstancias. No basta detectarlo, para solucionar la curiosa actualidad. Extraña, porque no comprende ninguna de las circunstancias tradicionales .Ni la - “operancia” ni los“operadores políticos” de siempre. Si bien en aparencia –sus rótulos- responden al etiquetado de la historia de siempre su actuar ha variado rotundamente. Desde lo habitualmente esperable en ellos e incluso acciones insólitas y otras innovadoras. Identificar las causas que han producido el desborde , inoperancia o transgresión del sistema ,parece importante para determinar el cúmulo de variadas opiniones .Las posiciones que los actores han asumido creyendo que aportan o defienden ciertos objetivos,pero si los analizamos estamos en presencia de algo ya visto y, a la vez nuevo .Valga la paradoja.
Este es el punto de no retorno o no convergencia predecible.Al igual que las intersecciones, en este caso será difícil reencontrar algún punto común, para lograr también un quehacer compartido: sobre esa misma realidad . Esta demanda buscar un consenso en torno a ciertas acciones concretas para avanzar-por lo menos- hacia un punto diferente del que nos encontramos.Uno estático,o de empantanamiento ;de cero avance. Por último- obtener las concordancias necesarias para gobernar. También para que la oposición ejerza el rol colaborador y de contrapeso al quehacer del gobierno.. Tanto uno como el otro han llegado a un grado de esterilidad que provoca como resultado sólo más beligerancia dentro de una intran sigencia que desemboca en una espiral polarizadora con el consecuente daño irreversible para el país.
Tanto las posturas tradicionales como las más vanguardistas siendo muy diferentes “aparecen” externamente buscando algo parecido.Un mínimo común múltiplo,para poder llevar el sistema a un accionar indispensable. Y, es aquí,donde se produce lo curioso.Todos salen de sus más típicas posturas para presentar discursos insólitos.Causan en la opinión pública más desconcierto y/o descrédito En un medio en el que la actividad política y los partidos se han hecho acreedores a una profunda desconfianza de parte de la ciudadanía e incluso una crítica ácida y descarnada por que éstos no son considerados ya como los interlocutores válidos que antes fueron. La gente parece haberlos castigado expresamente ante su inoperancia. Les exigen públicamente; les enrostran a diestra y siniestra sus errores,negligencias e incluso graves omisiones. Ya no se tolera de buen grado la hipocresía en el mal uso del poder.Tampoco los intereses de la cancha chica y se les exige verdad,ética y seriedad en su quehacer.La ciudadanía adquirió de golpe la mayoría de edad en cuanto a sus derechos cívicos. Aletargados por mucho tiempo en una inconsciencia adolescente,pero ya no más…y su voz deberá ser oída con toda su fuerza so pena de llevar el sistema por el despeñadero. O, si se quiere, de una divergencia intransigente y destructiva que puede producir un punto de no retorno infranqueable.
¿Cuán cerca o lejos estamos de él? Habría que ser mago o curandero para saberlo. Lo que sí es c laro es que hay señales inequívocas que demuestran que el rayado de cancha ha variado. Ya no rigen los antiguos esquemas operativos. Es necesario buscar con urgencia nuevos modus operandi para transitar desde la divergencia hacia una no fácil convergencia o si se quiere un mínimo de unanimidad.Más allá del hecho de habitar todos una misma tierra . Sin embargo, este accidente es esencial y determinante. Desde ahí es necesario reconocer los que nos une y proyectar “ese todo” -no menor-como presupuesto para alcanzar un mínimo compartido; una lectura común hacia una intersección o punto de encuentro. Desde lo que somos-nuestra historia- y lo que aspiramos lograr. Unidos por una misma cultura ;un territorio y una nacionalidad que nos aglutina por sobre la mera posesión de un pedazo de tierra…bastante más allá que eso.
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