sábado, 19 de mayo de 2012

Madres en una corona. (Un misterio doloroso)


Por mail  supe  ayer de una mamá  que perdió  a su hijo de cuatro meses.  Reviví una mezcla de sentimientos fuertes.  Lo experimenté en carne viva alguna vez. Parece ayer. Hace  veinte años. Era el tercero de nuestros hijos y murió en la  madrugada de un viernes santo. Sólo ,  que él había cumplido tres meses esa semana.
Este  nuevo niño  que parte antes que su madre , también ha muerto un viernes, ¡Que coincidencia! Una situación  horrible; inexplicable, inesperada.  No podría  deseársela a nadie, ni al peor de mis enemigos ¡jamás! No creo que haya un dolor mayor en esta vida que la pérdida de un hijo y también la más grande prueba para intentar seguir viviendo luego.
¿Por qué ¿ es la  primera pregunta que salta en el cerebro y martilla en  el corazón de madre una y otra  vez. No hay respuesta humana posible…y da vueltas por años no solo en esa madre sino también en el padre  ,los hermanos y los abuelos…Hablando en macabro es como que todos se hubieran sacado “un mal premio” de una función  sin haber comprado boletos…
El barniz  del tiempo y la pátina de la fe  van   ayudando a ese corazón materno, paterno y familiar a ir poniendo todas las piezas en su lugar. No sin pena, no sin rebeldía  e incluso en algunos con atisbos de falta de fe por momentos. Es  nuestra naturaleza humana, débil, vulnerable, y delicada también.
EL  tiempo  se va encargando de dar  a cada suceso su lugar, ubicación, altura y profundidad en el tallado del alma materna en este caso. También lo   hace crecer   hasta lo indecible en comprensión, amor del verdadero y en algunos casos hasta en la fe-finalmente- , si  es que alguna vez  la tuvo. Es  ésta la que misteriosamente opera  aquí. También, me atrevería a decir que en esta situación ayuda e impide  que uno se pueda volver- loca- de la pena. Es decir que la tristeza sea tal , que nos descentre por un largo tiempo. Y , en muchos casos  hay otros hijos por los que seguir viviendo y un marido que también vive la misma e insoportable tristeza, pero  desde su  ser masculino ,incluso  sin   darse permiso ni tiempo,  para llorar al que ha partido. No es banal el asunto.
Así como la vida es un gran y maravilloso misterio, que creo comprendemos a medias no más, es en estos momentos fuertes e implacables, rotundos-como el de la muerte de un hijo- y en otros maravillosos como cuando nace uno,  que la vida nos muestra  esa faceta. La del  misterio.  Infinito, fantástico y tan palpable aunque no podamos asirlo y aprehenderlo en toda su magnitud , nunca. Tal vez esto nos muestra que todavía  nos falta mucho por caminar para entender algo de aquellas cosas que realmente importan , en definitiva.  Que el dolor  es parte importante de esta escuela de la vida y que es necesario  captar que finalmente  todo o casi todo lo que  se vive  es finalmente por y para algo.
Al mundo actual le hace mucha falta recuperar este sentido. En medio de una civilización en que el conocimiento está   hiper valorado y es fuente casi de soberbia en el  Adán actual nos encontramos frente a estas situaciones. Nos demuestran palmariamente  que este homo faber no domina todo. Ni con mucho. ¡Vaya idea!  Estamos súper lejos  de ello.
Y es aquí donde comienza a aparecer la otra pregunta¿ para qué ¿ Poco a poco o tiempo después vamos viendo que la vida y  lo que sucede en ella está todo misteriosamente ordenado   en una secuencia   en la que no hay ningún eslabón suelto  finalmente. Cada etapa va preparándonos para la que vendrá.
En este caso,  cuando parte un hijo  de un dolor que mata  se  transita hacia una pena calma para luego llegar a un –hágase- aceptación con pena y finalmente   terminar para creer, que algún día con la gracia de Dios, volveremos a reencontrarlo en alguna parte. Y aquí ya pasamos  a la  tierra de la fe más absoluta: la del abandono en Dios. Escarpada, difícil y exigente. Pero también  un motor poderoso,  para ayudarnos a perseverar a pesar de todas las piedrecillas que nos encontremos en este caminar  hacia ese otro lugar al cual peregrinamos en definitiva.
Querida  mamá : tú , que hoy estas al pie de la cruz ¡ánimo! ¡fe!  No estas sola. Somos muchas  las que te acompañamos y hemos vivido   tu misma pena .
A pesar de la noche oscura, profunda y   tremenda;  a pesar de la tristeza infinita ,  avanza y camina.  Vívela  a fondo. Todo lo  que sea necesario hasta  encontrar  la  paz, el  consuelo en los tuyos y  en Dios.  Recuperar  la confianza en la vida. Que a pesar de todo es infinitamente buena y   maravillosa con sus claros y oscuros. Vale la pena  ser vivida y ,  un día   en ella , créeme   volver a ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽a paz y consuelo en lotezauros. Volvera pesar de todo es infinitamente buena.Vale la pena vivirla paz y consuelo en loá  a brillar el sol.
 


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