Por mail supe ayer de una mamá que perdió a su hijo de cuatro meses. Reviví una mezcla de sentimientos
fuertes. Lo experimenté en carne viva
alguna vez. Parece ayer. Hace veinte
años. Era el tercero de nuestros hijos y murió en la madrugada de un viernes santo. Sólo , que él había cumplido tres meses esa semana.
Este nuevo niño que parte antes que su madre , también ha
muerto un viernes, ¡Que coincidencia! Una situación horrible; inexplicable, inesperada. No podría
deseársela a nadie, ni al peor de mis enemigos ¡jamás! No creo que haya
un dolor mayor en esta vida que la pérdida de un hijo y también la más grande
prueba para intentar seguir viviendo luego.
¿Por qué ¿ es la
primera pregunta que salta en el cerebro y martilla en el corazón de madre una y otra vez. No hay respuesta humana posible…y da
vueltas por años no solo en esa madre sino también en el padre ,los hermanos y los abuelos…Hablando en
macabro es como que todos se hubieran sacado “un mal premio” de una
función sin haber comprado boletos…
El barniz del tiempo
y la pátina de la fe van ayudando a ese corazón materno, paterno y
familiar a ir poniendo todas las piezas en su lugar. No sin pena, no sin
rebeldía e incluso en algunos con
atisbos de falta de fe por momentos. Es
nuestra naturaleza humana, débil, vulnerable, y delicada también.
EL tiempo se va encargando de dar a cada suceso su lugar, ubicación, altura y
profundidad en el tallado del alma materna en este caso. También lo hace crecer
hasta lo indecible en comprensión, amor del verdadero y en algunos casos
hasta en la fe-finalmente- , si es que
alguna vez la tuvo. Es ésta la que misteriosamente opera aquí. También, me atrevería a decir que en
esta situación ayuda e impide que uno se
pueda volver- loca- de la pena. Es decir que la tristeza sea tal , que nos
descentre por un largo tiempo. Y , en muchos casos hay otros hijos por los que seguir viviendo y
un marido que también vive la misma e insoportable tristeza, pero desde su
ser masculino ,incluso sin darse permiso ni tiempo, para llorar al que ha partido. No es banal el
asunto.
Así como la vida es un gran y maravilloso misterio, que creo
comprendemos a medias no más, es en estos momentos fuertes e implacables, rotundos-como
el de la muerte de un hijo- y en otros maravillosos como cuando nace uno, que la vida nos muestra esa faceta. La del misterio.
Infinito, fantástico y tan palpable aunque no podamos asirlo y
aprehenderlo en toda su magnitud , nunca. Tal vez esto nos muestra que todavía nos falta mucho por caminar para entender algo
de aquellas cosas que realmente importan , en definitiva. Que el dolor
es parte importante de esta escuela de la vida y que es necesario captar que finalmente todo o casi todo lo que se vive
es finalmente por y para algo.
Al mundo actual le hace mucha falta recuperar este sentido.
En medio de una civilización en que el conocimiento está hiper valorado
y es fuente casi de soberbia en el Adán
actual nos encontramos frente a estas situaciones. Nos demuestran
palmariamente que este homo faber no
domina todo. Ni con mucho. ¡Vaya idea! Estamos
súper lejos de ello.
Y es aquí donde comienza a aparecer la otra pregunta¿ para
qué ¿ Poco a poco o tiempo después vamos viendo que la vida y lo que sucede en ella está todo
misteriosamente ordenado en una
secuencia en la que no hay ningún
eslabón suelto finalmente. Cada etapa va
preparándonos para la que vendrá.
En este caso, cuando
parte un hijo de un dolor que mata se transita
hacia una pena calma para luego llegar a un –hágase- aceptación con pena y
finalmente terminar para creer, que algún día con la
gracia de Dios, volveremos a reencontrarlo en alguna parte. Y aquí ya
pasamos a la tierra de la fe más absoluta: la del abandono
en Dios. Escarpada, difícil y exigente. Pero también un motor poderoso, para ayudarnos a perseverar a pesar de todas
las piedrecillas que nos encontremos en este caminar hacia ese otro lugar al cual peregrinamos en
definitiva.
Querida mamá : tú ,
que hoy estas al pie de la cruz ¡ánimo! ¡fe! No estas sola. Somos muchas las que te acompañamos y hemos vivido tu misma pena .
A pesar de la noche oscura, profunda y tremenda;
a pesar de la tristeza infinita , avanza y camina. Vívela a fondo. Todo lo que sea necesario hasta encontrar
la paz, el consuelo en los tuyos y en Dios.
Recuperar la confianza en la
vida. Que a pesar de todo es infinitamente buena y maravillosa con sus claros y oscuros. Vale
la pena ser vivida y , un día en ella , créeme volverá a brillar el sol.
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