Nos dieron la vida en un acto de amor y fe únicos,
fundados en la entrega y esperanza infinitas. Sin medida ni cálculo. Ellas cambiaron su
vida para siempre: cada cuatro horas. También nos llevaron con ellas nueve
meses en su cuerpo para luego traernos a
la luz no sin dolor y con desbordante conmoción y alegría.
Todo eso y además una preocupación-por lo general- para
siempre por cada uno de nosotros.
Entrega y amor sin medidas . Sin pago de horas
extras, sin evaluación de daños ni indemnización de perjuicios… lo dan todo a cambio de nada seguro… puras posibilidades
y futuras; puras buenas vibras y buena
onda diría un adolescente. Una confianza absoluta en la esperanza de lo que
será e incluso en algunos casos contra
toda esperanza: cuando nadie espera nada, ella siempre lo espera todo, Su corazón de madre es la garantía que opera
y el que mueve montañas. Aunque
los hijos deban también experimentar la dureza de esa misma madre
cuando hubo motivos para exigirlos y
corregirlos, pues eran necesarios . Exigencias de ese mismo amor cumplido a
cabalidad. Su dimensión infinita lo exige.
Lo es a fin de lograr su cometido y
que ese hijo llegue a término en
su vida humana. Desafío a alguien me
muestre otro caso semejante…Creo no equivocarme al decir que no existe otro de igual incondicionalidad y entrega .
La M de madre, sinónima
a la de milagro(como dice la canción).No por casualidad la misma M de
María. Mujer frente al cual me inclino
con reverencia , admiración y profundo agradecimiento, siempre. María es un
faro que irradia a todas o a al menos a muchas madres de esta tierra. Su
ejemplo es potente e interpela siempre.
Hoy desafiadas y vulneradas, muchas madres persisten en su real vocación . En su fidelidad . También a una tarea sobrenatural y de santidad
si se quiere. Esa que se construye en
medio de largas horas de cuidado, angustias , penas y alegrías. Todas necesarias. Muchas mal comprendidas, juzgadas
y medidas con parámetros que no les hacen justicia porque evalúan con variables
finitas un índice que no lo es. Es su
antítesis: entrega y amor infinitos siempre, a todo evento…¿cómo se mide
aquello? No tengo la respuesta, pero la
planteo.
En un mundo que solo habla del yo , lo mío ,lo tuyo, aparece esta humana luz que conjuga el nosotros. El tú en
primer lugar y bastante más atrás el yo, al cuadrado.
Ella posterga y
o postergaba muchas veces el legítimo derecho a hacer
muchas cosas determinadas , por y para
ellos. Para que crezcan y lleguen a la
plenitud humana. Así es. Esta lógica vital” inequitativa”… es la misma
que esgrimen las feministas y
abortistas para volcar toda su amargura en contra de la mujer y su más propia e
indeclinable misión y vocación.
En medio de un mundo
competitivo, egoísta a ultranza es la
madre la que principalmente congrega a los suyos evitando que todo se disgregue
y muy precisamente en el hogar. Ese lugar único. Para él y en él ella forma y moldea los corazones, los
afectos de quienes más quiere: sus hijos. Garantía y prenda del amor que le ha
sido encomendado aquí en la tierra a fin de que algún día lleguen a conocer al verdadero amor cerrando un
círculo infinito pensado desde siempre así. Ella es parte importante de él.
Y, como tal tiene una nobleza e investidura especial y única; la del amor incondicional.
Animos para renovar una vez más ese incondicional- sí- y
concretar en la tierra el Amor pensado
desde siempre en un plan infinito, para
todos y cada uno de los que venimos a este mundo .
¡Gracias a mi madre de la tierra! ¡Gracias a mi madre del
cielo! Dos amores únicos.
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