Siempre una carta
a la
antigua usanza traía alguna novedad , buena o mala. Lo que antes
en la historia del hombre constituyó el detonante, tal vez, el cambio radical en la vida de las
personas, el inicio de una guerra y mucho más hoy ha pasado a ser algo extraordinario
que llegue una.(vía correo y a la puerta del domicilio)
Podríamos decir casi es - emocionante- recibir una . Cuando todo sucede
a través del internet. Tal vez
más de lo humanamente deseable. El lenguaje con esa rapidez e instantaneidad
puede convertirse en enemigo , no en
aliado. De lo que realmente se quiso
decir en definitiva y verdaderamente a ese otro.(os) Solo quedará registrado en esa
memoria del espacio virtual los sí, pero
o no; pero aunque y tanto más , que para nada ayudan a la felicidad la más de
las veces de esos “cibernautas”.
Mal negocio el de la
franqueza en la red. Menos el de la
honestidad.Tampoco la confianza. Ahí más bien rige el estatuto de las
percepciones y éstas las más de las veces están absolutamente alejadas de la
real contingencia del navegante .
No hay duda que la
necesidad de comunicarse el hombre no la ha perdido. Es más, aún subsiste como
parte constitutiva de su ser persona con
otros. Y pareciera necesitarla más urgentemente
que antes. Estar “conectado”, aún cuando
muchas veces su ánimo no sea el de estar
“comunicado.” Por último, para saber del
otro u otros. Una paradoja. Pura funcionalidad
en pro de intereses concretos. No hay tiempo para más. En cambio aquí es donde sí cabe mucho hilo al papel. Aquel actual- pariente pobre- de la red. Relegado a un segundo poco honroso lugar. Pero privado
y celoso guardián de lo que en él se imprime-como ninguno.- Sin acceso a la
publicidad. Permanece en la intimidad de quien lo escribe. Esto es oro puro hoy. La invasión de
la curiosidad malsana externa aquí no cabe ni tiene entrada. Y es lo que lo
hace un medio confiable. Insustituible. Tan necesario para el hombre ,sí ese mismo
actualmente conectado, pero no comunicado ni consigo mismo ni con los demás. Muy necesitado de vida
personal, vida interior y silencio expresado en ese noble papel ,que sí calla, y lo hace
a las mil maravillas.
Lo opuesto a las
percepciones o la imagen que se quiere proyectar. En la red muchas caperucitas recargadas, muchos lobos-
aparentemente- bondadosos y buenos “comparten”
en las redes. Realmente una vitrina
donde ver y ser visto.
No faltan tampoco seres que descargan toda su violencia existencial en contra de lo que sea inundando
y “vomitando” a la red y a la vista y paciencia de los participantes todo tipo de expresiones soeces, agresivas. También
diálogos crípticos que desean ser
observados, pero no participados. Llegando
incluso a ser violentamente excluyentes de los no invitados .Un diálogo entre “iguales” pero
con fuerte sesgo desigual para los otros. Es curioso como estos nuevos modos de
relacionarse van impregnando también los esquemas mentales de las personas.
También sus modos de relacionarse con los otros fuera del internet. No en balde la persona, es una unidad- a Dios gracias- Aún cuando todo
en el sistema actual atenta contra el ensamblaje de dicha ontología esencial.
Si algún día se produjera un encuentro “face to face” entre
un hombre primitivo, el de las cavernas con el de hoy hiper conectado,
digitalizado, pero también bastante desintegrado. ¿Cómo se comunicarían? ¿Habría empatía? No sé. Tal vez sí y más de
la que imaginamos.
El mismo que pintó imágenes en las cavernas, luego creó un alfabeto comenzó a escribir y
comunicarse con un código oral primero luego
mucho después por escrito. También creó un arte como forma de expresión
y manipulo la realidad también para
expresarse a través de la imagen . La misma que capturó en la fotografía, luego
la hizo moverse y hablar en el cine y finalmente combinó todos los principios
anteriores en una pantalla y una red creando una realidad virtual. Verdadero
muestrario de códigos funcionales que permiten vivir una hiperrealidad ,creando
un espacio conceptual y recorrerlo en forma instantánea y simultánea. De un
pequeño paso inicial tenemos hoy una
caminata del hombre ya imparable y que traerá innumerables sorpresas.
Muchísimas más que
las que- alguna vez- se esperaron en una
simple carta traída por mano . Y me
quedo corta. Serán más gravitantes no solo en cómo nos comunicamos sino también
en como procesamos las ideas , nos relacionamos con los otros llegando a formar
una sociedad radicalmente distinta. No me imagino hasta donde podrá llegar todo
esto.
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