Terminando marzo y ya
partimos el año. Por obvio no lo es más
aún con el tan mentado desembarco femenino ad portas y la trifulca que dicha maniobra trae a los
reductos tradicionales del feudo político nacional.
Chileno en la forma y el fondo.
Una cancha chica para
mucho interesado. No sé por qué me recuerda al viejo país, el de los libros de
historia.El de la demagogia, el de los años previos a la reforma agraria y también el de uno donde la política lo era todo. Donde el
acceso a esa actividad estaba asegurada
y controlada (al fin y al cabo .) Por y para algunos.
De sus dictados dependían la economía y el progreso nacional.
También los tópicos candentes en la opinión pública y su trascendencia. Las
buenas y malas costumbres en boga, lo justo y lo divino…
Hoy el público ha
variado. La información también y su
manejo más aún.
Sin embargo, los “viejos políticos,” no han cambiado. O , mejor
dicho lo han hecho sólo en el logro de sus propios intereses. Lo que no es
novedad.
Continuamos con un
sistema institucional arcaico que no
responde ni a las necesidades ni al desarrollo del país. Tampoco propende una actividad de sana política
encaminada a legitimarse y a representar legítimamente a todos. Por todos
quiero decir a quienes habitan esta larga y angosta faja de tierra. Y esta
población variada y variable debiera ser
considerada en este escenario. Más aún, va siendo necesario construír un país,
pero no a espaldas de su población. Es decir,
los que trabajan aquí, aún cuando
sea con sangre, sudor y lagrimas.
Los que no cuentan,
los que nadie ve y los que no pagan con el grosor del billete o de la divisa
transada en el mercado actual: la de la contemporización .Con el modelo, con el rasgar vestiduras, también con la indiferencia frente a las necesidades
ajenas.
Hecho en Chile nos ha cambiado. Y vaya que mucho. Pero al
mismo tiempo nunca tanto,
como para no ver la reedición de antiguas prácticas muy chilenas nada recomendables.
De este modo (como leí
hoy (en una columna) bien podremos y me incluyo como simple ciudadana de
a pie “ traicionar la promesa de nuestro mejor destino” todos y cada uno.
Sea al no participar en lo que a cada
uno puede y debe hacer; sea haciéndonos los sordos y ciegos. A el hecho de
mirar un poco más allá de las propias conveniencias. El carpe diem actual habrá que dosificarlo con un poco más. Uno que haga la real diferencia
entre ser un país desarrollado y cultivado de uno que aún se debate en la parafernalia del
subdesarrollo y dentro de él a la
demagogia propia de un sistema político clientelista y estrecho. Uno que no apunta alto ni menos a las fronteras nuevas que la realidad va poniendo por
delante. Léase las minorías, los sin voz económica, los outsiders, los en
ascenso social, los que descienden en la misma escala, los mayores de
cincuenta, los que trabajan con el intelecto; las mujeres …son ciudadanos que
no están en el actual esquema y no por
eso no son chilenos. Tanto o igual como los tecnócratas con la diferencia de
que sí pueden marcar el inicio de una nueva etapa en este “hecho en Chile”. Una constitución política viable con un
sistema democrático moderno y representativo, una administración regional
promovedora de la autonomía y desarrollo de las provincias; una legislación
económica promotora de un desarrollo equitativo y a la vez innovador en tecnologías
y defensa del medio ambiente. En
definitiva un desarrollo humano integral para los ciudadanos ,incluso el de a
pìe, el inmigrante, la mujer cualquiera sea su condición, los de la tercera
edad y muchos más. Uno que reconozca también nuestras raíces dándoles el lugar
que corresponde e integrándolas al país actual. Y por qué no un progreso basado
en el respeto al medio ambiente y la defensa de él, uno sustentable que preserve y potencie lo mejor para los que nos
siguen. No entregarles un basurero y lastre en costos inestimables para ellos.
No parece ni equitativo, ni justo. Es lo
más cercano a la inconciencia rayana en la arbitrariedad. La misma que
se instala en un sistema, el que sea, cuando desaparece la equidad y también la
objetividad para diseñar las líneas de acción. Cuando éstas pasan a ser construídas e inspiradas por el interés particular y las
metas de corto plazo. Las del cálculo mezquino e interesado. Sólo ésas. No
aptas para un país que aspira a ser “desarrollado”¡Suerte hecho en Chile!
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