Sopló fuerte el viento este fin de semana en todo el país.
Muchos quedaron damnificados producto de
esta fuerza natural. Y ésta misma, pero sobrenatural , y a la inversa,
positiva , es la que celebramos en esta fecha los
bautizados . El Espíritu Santo y la fiesta de Pentecostés. Los que
formamos la iglesia y, que como nunca , necesita un quicio firme que la sustente, eleve y perfeccione. La que hace que seamos un
solo cuerpo unido por un mismo
espíritu que lo vivifica y santifica. Una gracia más recibida
por pura infinita gratuidad.
Rara característica para los tiempos que corren. Más curioso aún, que
reconozcamos que le conocemos poco o que de frentón lo ignoramos porque nunca lo hemos
tratado.
Increíble. El
hombrecillo moderno que aspira y cree saberlo todo…Una lástima darse cuenta que
entre más sabe o intenta aprender , a la
par , aquilata cuán ignorante es. Una verdad del tamaño del universo. Rotunda.
Un” ubícatex” inmediato en la finitud de la
que estamos hechos y acicate también , para superarnos a pesar de las propias limitaciones ;las piedrecillas
del camino y también las flojeras de turno; las excesivas ocupaciones no
esenciales y el poco sosiego. Todo atenta
e impide hacer el silencio y la calma
necesarios para que la vida se decante.
Así como las pozas que forma la
lluvia por todos lados. Estas nos reflejan lo que somos y como vivimos. Igual nuestra vida debiéramos poder ponderarla en lo profundo
del alma . Tomar perspectiva y observarla tranquila y desapasionadamente .Las preocupaciones, los anhelos , los amores, las
rabias, las injusticias ,los absurdos y todo lo que ocurre en ella. Justamente,
tratando más a menudo a este gran desconocido con el que siempre hemos contado -aún - sin saberlo…
“Cada vida es un punto de vista sobre el universo.” “ En
rigor lo que ella ve no lo puede ver otra. Cada individuo-persona, pueblo, época- es un
órgano insustituible para la conquista de la verdad…”
Y , es la verdad, la
que aquí parece llamarnos a viva voz a cada uno. Por el nombre propio : con vocación y misión propia,
única . Actores principales son la
profunda libertad y la responsabilidad. Contamos
y nos debemos a ellas , para actuar en concordancia con el amor
de Dios. Y, no de acuerdo
a los egoísmos y caprichos;
tampoco a la ceguera personal de los apegos y miopes gustos del yo-yo…tan vigente. Opuesto completamente a la libertad interior que
emana de nuestra unánime voluntad con el querer de Dios “Amar a Dios no es
una obligación, pues su esplendor y belleza son tales que
amarle es una felicidad infinita. Dios es el bien infinito, amarle no coarta
nuestra voluntad, sino que” ensancha” infinitamente el mismo corazón.”
Suena raro hablar de estas cosas hoy ,pero parecemos
necesitarlo. Qué diferente sería todo y todos , si cada uno de nosotros tratara- siquiera de vez en
cuando- a este gran desconocido: el Espíritu Santo.
Este sopla donde
quiere, pero para aprovechar sus
múltiples gracias tendremos que ser dóciles. Como diríamos hoy estar en sintonía
o conectados a la FM divina. Atentos. Cultivar esta cualidad. Medio hermana de la
humildad y la sensatez, para estar abiertos y receptivos al querer de
Dios encarnado en nuestras propias vidas. Cosa -que a veces -produce
naturalmente resistencias ,reticencias y
rebeldías … es la tierra de la que estamos hechos, al fin, la que porfía. Por el contrario, la disponibilidad a sus infinitas
mociones finalmente nos traerá una mayor
fidelidad en nuestra personal vocación .
Más felicidad y plenitud como personas.
También de acuerdo a -la lógica divina- probablemente vendrán mayores gracias. ¿Cuáles? No lo sé. Serán las que
Dios estime necesarias para ir realizando las mociones que El vaya suscitando en cada uno de nosotros. Así
siendo fiel en lo poco….con mayor razón podremos serlo en
lo mucho.
Qué falta nos hace conocer
y tratar a esta tercera persona
de la Santísima Trinidad. Será nuestro ayudante eficaz. También aliado en el
crecimiento personal sobrenatural
en medio del mundo.
En ese nada fácil del
día a día , con el que lidiamos todos,
querámoslo o no. Y, ese
mismo , en el que concretamos la
divinización de nuestra vulnerable y precaria humanidad.