Quedan atrás la Navidad. Los villancicos, para algunos. El comprar regalos a todo el mundo, para
otros. Un período del año algo nostálgico para no pocos.. Sea porque ya
no están muchos de los más cercanos que ya han partido , sea porque se hacen balances. Y en éstos in
evitablemente aparecen los saldos y las
deudas
Lo que se hizo , lo que no se pudo, lo que se debió hacer y
no se quiso, y así la lista es siempre larga. Tan larga como la historia de la propia vida de
cada uno.
Parece importante lo anterior, pero más aún me parece la
tranquilidad para observar más que el cuánto hicimos el cómo hicimos y a quién.
Aquí es el fondo de uno donde uno se asoma.
Sin máscaras, sin falsos estucos, sin sonrisas plásticas y palabras que parecen
sacadas de un epílogo predecible y exculpatorio de antemano. La hora de la
verdad. Pero solo con uno mismo. Ahí no caben las falsas expectativas, las
apariencias ni menos las dilaciones. Simplemente es uno mismo frente a sí
mismo. No hay testigos, tampoco comparsas
ni serpientes, menos lenguas viperinas – a Dios gracias- Ahí se está en
ese bendito lugar silencioso y protegido
de la propia interioridad. Esa que crece día a día no sin sobresaltos y
esfuerzos, tropiezos también, pero crece. Parece si indispensable afrontar la propia realidad
como lo hacemos al enfrentar la imagen que nos devuelve el espejo cuando nos
ponemos frente a él. No miente: jamás.
El gordo quiere ser flaco, la esbelta quiere ser más aún. Nadie está muy
conforme. Los exteriores hoy son exigentes. Desgraciadamente para los
interiores no corre ni mide la misma altura de esa vara. Y así nos vamos
tratando de engañar que iremos de lo externo a los interiores. Y pareciera que
la cosa funciona a la inversa. O mejor dicho desde la consistencia se construye
para aflorar en jun exterior consecuente. Consigna esta muy olvidada hoy.
Raya para la suma. Habrá mil pequeñas cosas buenas en este
2012 que se va. Y son importantes. Mirarlas, apreciarlas no ayudará a ser
agradecidos y también ser personas felices. Y no significa que o haya habido asuntos negativos. Si los hubo
probablemente y habrá que ponernos metas posibles y realizables para este nuevo año que empieza.
Solo así no partimos derrotados y en cambio
somos positivos sin dejar de ser realistas: en lo que somos y podemos
proponernos lograr. Con fe y alegría.
Empeño y perseverancia. Ya
habremos logrado lucidez aquí en este primer paso de los muchos que daremos una vez más partiendo
en enero.